Capitalismo – democracia

21 de marzo 2025

El capitalismo no puede asociarse miméticamente a la democracia. Los derechos humanos se pisotean en muchos países capitalistas. También en nuestro primer mundo.

Si un día la civilización eliminó el veneno de los Papas y el puñal de los Reyes fraticidas, una nueva civilización tendría el deber de cambiar las leyes y así llegarían políticos menos intrigantes, mediocres e hipócritas.

El debate de ideas y comparación de programas llega efectivamente a pocas gentes. Sería importante no se transmitiesen en mítines folklóricos destinados a "fieles entregados". En muchas empresas públicas no se elige a los directores y los jefes de servicio son vitalicios y, a veces, hasta dejan herederos en sus puestos.  Y hay personajes que se proclaman epicentros de la ética, aunque se hayan enriquecidos en un par de operaciones financieras, alcanzando unos ingresos que jamás podrían estar al alcance del mejor investigador, médico, juez. Etc.

Es difícil hablar de democracia sin la existencia de derechos humanos elementales: asistencia sanitaria, educación, derecho a la vivienda. El capitalismo no puede asociarse miméticamente a la democracia. Los derechos humanos se pisotean en muchos países capitalistas. También en nuestro primer mundo. Nuestras "mini-democracias burguesas" son un pálido reflejo de los que debería ser una democracia real que no puede, aunque sea esencial, reducirse a que votemos cada cuatro años e, iba a añadir, incluso a tener libertad de expresión.

Me he encontrado un viejo artículo publicado en "Le Monde Diplomatique", titulado "La gauche et la culture", en él se menciona a Cornelius Castoriadis, citando su conocida afirmación – casi un eslogan – "Socialismo o barbarie" como una elección de nuestra época: relacionando dos conceptos opuestos de los sistemas de producción: la vida y las relaciones humanas. Una basada en el beneficio, el progreso material de las minorías dirigentes y los sectores dominantes, otra (socialismo) como racionalización frente a esa barbarie.

El objetivo estaría en la lucha contra la alienación (como gran mentira) para liberar del aniquilamiento de toda capacidad crítica. Cita el autor de ese artículo- Vàzquez Montalbán -: "la desalienación en el sentido de la libertad de conductas tanto individuales, como colectivas en el dominio político, moral o sexual".  Y más adelante, continuaba, "las fuerzas del progreso son mayoritarias y cuando sean conscientes, los partidarios de un orden arcaico, los partidarios del sacrosanto mercado del sistema capitalista, quedarán aislados.

El capitalismo, decíamos, no puede asociarse a la democracia. E incluso la idea de que dónde hay comercio hay civilización- y viceversa – es una verdad a medias o cuanto menos matizable.

Seguramente el origen del comercio está en relación inseparable con algún tipo de civilización. Pero cuando se producen excedentes y cambia el concepto de familia matriarcal a patriarcal, porque hay que saber de qué padre son los hijos para dejar en herencia los excedentes, cambia el concepto de familia matriarcal a patriarcal, surge la propiedad privada (me remonto, ya sé, a la noche de los tiempos), empiezan a aparecer problemas nuevos que serían muy largos de analizar. Imposible resumir "El origen de la familia, la propiedad privada y estado" de Engels.

El comercio de hoy, el mercado globalizado ¿es la mejor civilización actual posible? Lo dudo. Estoy casi seguro de lo contrario. No tengo conocimientos suficientes para analizar a fondo, eso tan consabido de que el mercado lo acabará regulando todo, equilibrando todo y haciendo cada vez menores las desigualdades y por lo tanto las injusticias. ¿Cuántos años, siglos quizás, habrá que esperar?, cuántas víctimas morirán por millones en ese camino? El capitalismo produce víctimas todos los días. Niños y adultos que mueren diariamente por las guerras, la emigración,el hambre, la desnutrición, las epidemias.