El barrendero

14 de xaneiro 2025

Yo me pregunto ¿por qué la gente es tan sucia? Si llevan un papel o lo que sea (léase cajetilla de tabaco) por qué no esperan a llegar a una papelera y tiran su inmundicia en el suelo

Es domingo, las 10 de la mañana, por la ventana entra un sol precioso, la calle está solitaria, todo el mundo duerme, menos el pobre barrendero, que cumpliendo con su obligación, aunque sea día de descanso para los demás, él sigue con su trabajo.

Yo me pregunto ¿por qué la gente es tan sucia? Si llevan un papel o lo que sea (léase cajetilla de tabaco) por qué no esperan a llegar a una papelera y tiran su inmundicia en el suelo. Es de civismo, hacer las cosas bien.

En una ocasión alguien a quién se suponía culta, estaba rodeada de cáscaras de pipas de girasol y seguía tirándolas, le pregunté por qué no las echaba en un papel y así el suelo no estaría "alfombrado", la respuesta fue contundente: ¡hay que dar trabajo a los barrenderos!.

Sí hay que darles trabajo ¡faltaría más! Pero para que limpien las hojas que caen de los árboles y otras cosas por el estilo (excrementos de perros NO por favor) eso que lo hagan los dueños aunque hay algunos que miran a los lados por si los ve alguien y siguen su camino.

Si no hubiera tan poco civismo seguramente estas personas no tendrían que estar recogiendo con su recogedor y su escoba todo lo que dejan los demás.

Cuando escribo esto sigo viendo al hombre inclinado, como recorre la calle para que todo quede bien, hasta que llegue el "tipo de turno" y lo vuelva a ensuciar.

El sol sigue brillando, la calle desierta, y mi amigo con su recogedor y su escoba limpiando ¿cuándo se inventará algo más cómodo para estos trabajadores? Porque el carricoche que pasa mojando las calles lo único que hace es eso, mojar, ya que la basura la deposita entre la pared y el suelo.

Ahora pasa un coche y por la ventanilla sale volando una cajetilla de tabaco ¡qué pena! El trabajo de una hora ha desaparecido por culpa de alguien que no quiso manchar su coche y, sin embargo, mancha la calle.

Lo mismo ocurre minutos después cuando una "señora" sacude por su ventana la sábana, la colcha y la alfombra sin mirar si hay alguien debajo. ¡qué mundo de desaprensivos!