Los animales culturales y los animales de compañía

26 de decembro 2024

Ahora se llaman mascotas, pero "animales de compañía" es un término quizás más ajustado, más psicológicamente real. Me pregunto si se ha hecho un estudio sobre este tema.

Materializo la pregunta y la concreto: ¿se ha hecho un análisis o estudio, en mayor o menor grado científico, sobre la relación entre los escritores y escritoras –animales culturales– con los animales de compañía, de los pintores y artistas, de los articulistas de opinión y periodistas, de y de...? (Ya sé que se ha descubierto que muchas especies de animales tienen una cultura incipiente, lo que se puede denominar tradiciones culturales).

Me pregunto qué conclusiones habrán obtenido y me cuestiono, ya que existen tantas universidades en el mundo –el ranking mundial del Times Higher Education del 2024 incluye 1.904 universidades en 108 países, esto nos dice Internet, no crean que este modesto escribiente conoce tantos datos–. Supongo que entre miles de departamentos universitarios de estas universidades, quizás alguno o alguna habrá invitado a un alumno/a a realizar un estudio académico sobre este tema: un artículo científico, unas valoraciones generales o, quién sabe, una tesis doctoral o TFG, como se indica ahora, la antigua tesina fin de carrera...

Me pregunto si tener una mascota, al escritor que dispone de esa realidad, le ayuda para su labor creativa o de investigación. Y me pregunto, de tenerla, cuántos tienen más gatos y cuántos más perros y cuántos más pajaritos –creo que también tendrían que entrar en esta categoría, aunque no se haga todavía–, y otras variedades. Supongo que también cuántos disponen de otros tipos de animales en sus casas; ya no sé si tener reptiles es disponer de un animal de compañía –pero no digo nada, no vaya a existir alguna organización en defensa de algún tipo de reptil y me pongan a caldo o a hielo...–.

Me pregunto si disponer de una mascota condiciona, en cierto modo, algunos hábitos de las personas, también de los artistas y de los literatos y de los periodistas y de los músicos y de... por consecuencia, cómo afectan a sus viajes, a sus soledades, a sus escrituras, a sus creaciones, a sus investigaciones. Si los relajan o desrelajan. Si tener la obligación de sacar a pasear al perrito les sirve a ellos o a ellas también para relajarse, caminar, conocer a otros vecinos del pueblo o de la calle, incluso para posibilidades afectivas, en el grado que sean, al conocer a otras personas; para tener en los parques de mascotas que existen al lado de los parques infantiles en los jardines de Occidente una razón para hablar con otras personas, desconocidas o no, para pensar sobre otros temas, para que surja la luz de algún problema matemático que tengan, o literario, o estético...

Me hago muchas preguntas, porque ese es mi oficio, por el que no me pagan. Me surgen preguntas y repreguntas; algunas las materializo en palabras, otras en colores, otras las dejo que reposen como los vinos, y quizás alguna vez resurjan como un volcán o un géiser, se geiserizan o geisarizan –inventemos un neologismo y que después la RAE quizás lo defina dentro de unos años–. Surge de dentro otra pregunta más compleja. Algunos piensan que algunas cuestiones son una boutade que se le ha ocurrido a alguien esta mañana, y puede ser, pero otras pueden ser como los vinos o el jamón 5J, estar curándose dentro del corazón de uno meses o años o décadas... –créanme, es verdad lo que expreso...–.

Me pregunto si se puede calcular que un sujeto creador de ideas y de conceptos o de datos o experimentos, sea en el campo que sea, aumenta su capacidad creativa por disponer de mascota o no, si disminuye o aumenta. O esto depende del sujeto y del medio o del modo en que viva y exista... Y no sé si esta cuestión tendría valor para la sociedad, aunque sí supongo para la industria de este sector económico, que ha aumentado en estas décadas una enormidad...

Me pregunto tantas preguntas que, a veces, me digo: el hombre, al que siempre se buscan definiciones, se podría describir como "el ser hambriento de preguntas...". Cientos y miles de definiciones se han hecho sobre cómo esencializar lo humano; supongo que los animales no se harán preguntas, pero los animales racionales con alma, que somos nosotros, sí nos hacemos preguntas... "Somos los animales hambrientos de preguntas...".

Me pregunto tantas preguntas, le pregunto a usted algunas preguntas... ¿Se hará usted hoy alguna nueva pregunta? ¿Se hará alguna pregunta vieja y antigua que lleva en su corazón desde hace años o hace décadas...? Vendo, pienso algunas veces, vendo aunque no cobro, preguntas. Si quiere, le puedo ofrecer muchas: soy un hipermercado de preguntas... un mercado de abastos de preguntas... Paz y bien.

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