Amistad, esa rareza

08 de novembro 2023
Actualizado: 18 de xuño 2024

Alberto Moravia es un autor y periodista italiano. Los indiferentesi> es considerada como su obra más importante, pero los amantes del cine le recordamos especialmente por haber escrito la historia de La Campesina, germen de la película Dos mujeres,i> de Vittorio de Sica por la que Sofía Loren recibió en 1960 un Oscar histórico

Alberto Moravia es un autor y periodista italiano. Los indiferentes es considerada como su obra más importante, pero los amantes del cine le recordamos especialmente por haber escrito la historia de La Campesina, germen de la película Dos mujeres, de Vittorio de Sica por la que Sofía Loren recibió en 1960 un Oscar histórico: el primero concedido a una actriz protagonista, por una película de habla no inglesa.

 

Aquejado de una grave tuberculosis en su adolescencia, Moravia no pudo cursar estudios regulares durante cinco años. Dos de ellos transcurrieron en un sanatorio. Acabó la enseñanza secundaria con dificultad.

Dotado de un talento natural para la escritura, lejos de amargarse por su enfermedad, dedicó el tiempo de reposo obligatorio a leer y escribir, llegando a convertirse en uno de los mayores representantes de la Literatura del siglo XX.

 

Extraordinariamente lúcido, es autor de una de las citas que más me han impresionado y que comparto totalmente: la amistad es más difícil y más rara que el amor, por eso hay que salvarla como sea.

 

Amistad y amor son efectivamente diferentes y esos dos sentimientos son la base de nuestra vida afectiva.

Si el amor se nutriese de los principios de la amistad, con el ingrediente de la pasión, habría muchas menos personas desdichadas.

 

Nos enamoramos y desenamoramos muchas veces en la vida; van y vienen los amores mientras la amistad permanece.

 Si el amor fuese igual de generoso que la amistad, sería capaz de alimentar nuestra vida y hacernos crecer tanto en compañía que conseguiríamos realizarnos. Pero, tarde o temprano, salvo excepciones, en el amor surge la necesidad de dirigir la vida del otro, el sentimiento erróneo de que somos dueños de alguien por amarlo. De que, si no nos sigue en todo, no nos ama lo suficiente.

Y cuando el amor se rompe, rara vez queda la amistad. No conseguimos salvarla.

 

La semana pasada nos trajo dos noticias que hablan del valor y la importancia de la amistad.

 

En Vigo, una mujer de 82 años que, tras un accidente casero estuvo tres días en su casa sin poder moverse ni comunicarse, fue rescatada por los servicios sanitarios, alertados por una amiga que la echó en falta.

Fue trasladada al hospital Álvaro Cunqueiro, donde se recupera, gracias a los cuidados médicos y al cariño de una amiga que supo estar donde nadie más lo hizo.

 

La otra noticia, la de la muerte del actor Mathew Perry, con tan solo cincuenta y cuatro años, nos ha entristecido a todos los que fuimos seguidores de FRIENDS. La serie contaba el día a día de un grupo de amigos treintañeros en Manhattan y fue todo un fenómeno televisivo en los 90.

Los compañeros del actor que interpretaba a Chandler, el personaje con el humor más sarcástico de los seis, han hablado de su vínculo más allá de la relación profesional y de su inmensa popularidad: "Todos estamos completamente devastados: somos una familia. Hay mucho que decir, pero ahora vamos a tomarnos un tiempo para procesar esta inmensa pérdida. Hablaremos públicamente cuando seamos capaces"

 

En estas declaraciones se resume lo que los amigos llegan a ser: tu familia elegida, libre de los vínculos de sangre que a veces simplemente obligan.

 

La amistad lleva a la lealtad desde la elección y eso lo hace un vínculo único, puro y, como dice Alberto Moravia, raro.

Cuántas veces ha entendido un amigo lo que para la pareja o la familia es un auténtico misterio. Cuántas veces, tras una ruptura, nos ha ayudado a no caer o nos ha levantado. Sin preguntar. Escuchando. Cuidando. Poniéndose incondicionalmente de nuestra parte.

 

Qué razón tenía Moravia: Qué rara, la amistad.

 

Y qué imprescindible.