"Pontevedra alza la voz contra la mentira. Abran Reina Victoria". Cientos de personas escuchamos este viernes lo que llevamos meses pensando y defendiendo.
Las calles de Pontevedra dan fe de que un movimiento social, con espacio para todas las voces, ha dado un paso al frente y ha lanzado un mensaje claro: la falta de diálogo y las falsedades no tienen cabida en nuestra sociedad, y menos, en una ciudad tolerante y respetuosa como Pontevedra. Cuando la denuncia se centra en las actuaciones del Gobierno de nuestra ciudad, la situación es todavía más crítica.
El cierre de Reina Victoria ha estado sustentado en infinidad de mentiras que así se han demostrado.
Los argumentos del Gobierno local para cerrar de esta arteria vial se han ido probando falsos: ni el IES Sánchez Cantón solicitó esta medida, ni se evitaron aglomeraciones de los menores como se pretendía, ni se buscaba dotar de mayor espacio a un centro que cuenta con un enorme espacio verde delante, ni el tráfico ahora es mejor.
Lo que si ha quedado patente es que esta medida ha provocado un caos circulatorio no solo en la zona, sino también en la ciudad.
Que el cierre ha generado que la distancia que tienen que recorrer los coches sea infinitamente mayor, con el consiguiente aumento en la emisión de gases contaminantes.
Que miles de personas han dejado de venir a consumir y a comprar a nuestra ciudad, con un impacto total en nuestra economía. Que la mayor parte de la ciudadanía está en contra de esta medida.
Es complicado explicar la cabezonería del Concello cuando no tienen ni un solo informe técnico que avale este cierre, dejando claro que la decisión es un simple capricho político.
Demostramos que este corte suponía que una ambulancia llegase diez minutos más tarde al centro de Pontevedra a atender una urgencia y, para la sorpresa de todos, desde el Gobierno local lo que anunciaron es que colocarían una pista de patinaje en el vial.
Es reconfortante y simbólico que esta manifestación reuniese a tantos y tan diversos pontevedreses, todos remando en la misma dirección. Allí estaban los comerciantes de Reina Victoria, que ya son menos desde el cierre. Vi hosteleros de otras zonas de la ciudad, que ven como sus cajas se resienten y comprueban que cada vez cuesta más llegar a sus locales.
Pude hablar con los vecinos, que cada día han de sortear más obstáculos para llegar a sus casas. Escuché a algún amigo del rural, que cada vez viene menos al centro.
Cuando los afectados lograron reunirse con representantes del Concello, los primeros tuvieron que abandonar el encuentro tras ser acusados de "no importarles el COVID". Muchos de ellos han vivido de cerca lo que supone la enfermedad o incluso la han padecido y es intolerable que un representante público se refiera a nadie en estos términos.
Pontevedra ha hablado. Es ahora responsabilidad del Gobierno local escuchar.
Solo se les pide una cosa: hagan lo que la ciudad pide.
Siempre estaré con los vecinos, porque creo que Pontevedra merece un cambio y que algunos estamos trabajando para que así sea.
Algunos seguiremos velando para que este cambio se haga realidad y así poder volver a abrir nuestra ciudad, porque ella bien lo merece.