2024

06 de xaneiro 2024
Actualizado: 18 de xuño

En ocasiones nos sentamos en el rígido taburete de la pasada juventud y al fin sabemos que lo que realmente es esencial habita en nuestro interior y, en ocasiones, muerde, lame y mastica reminiscencias que ya no son palpables -recuerdos que se han quedado anclados en la recámara del pasado o entre las dobleces de un sofá Chesterfield-.


 Uno pasa por la vida como el tenue vuelo de una gaviota noctámbula y enseguida amanece. 
 
En ocasiones nos sentamos en elrígido taburete de la pasada juventud y al fin sabemos que lo que realmente es esencial habita en nuestro interior y, en ocasiones, muerde, lame y mastica reminiscencias que ya no son palpables -recuerdos que se han quedado anclados en la recámara del pasado o entre las dobleces de un sofá Chesterfield-. 
 
El amor, el desamor, la envidia, la bondad, el odio, la juventud, la vejez..., no son más que sentimientos circunstancialesa la par que fundamentales que acaban caducando con los años, aunque no posean códigos de barras ni ostenten un precio fijo con el que se puedan mercadear más allá del plano en el que habitamos normalmente. 
 
Pudiéramos afirmar -y afirmo- que lo fundamental ni se compra ni se vende, al igual que sucede con unvinilo exquisito y delicado de los años 70 o con la caricia sincera que una madre le da a su hijo cuando este padece una noche tormentosa repleta de pesadillas, tos, mocos y fiebre demoledora. 
 
La tragedia del ser humano moderno no es que sepa cada vez menos sobre el sentido de su propia vida, sino que se preocupa cada vez menos por ello, fijándose, sin tener en cuenta que nada gana con ello, en los dimes y diretes de la gente que le circunda. Así es que muchas son las personas que desconocen que, aunque nada cambie, si tú cambias, todo cambia
 
Cuando un año comienza acaso deberíamos evaluar la utilidad de ciertos 'objetos' que nos rodean a diario: hay objetos que, observándolos detenidamente desde la lejanía, parece que nos miran mal... 
Hay otros que llevan a nuestro lado décadas ynunca hemos notado su calor, su utilidad. A algunos le hemos dado decenas de oportunidades, pero no logran darnos el 'servicio' que realmente deberían. 
 
Algunos de ellos, los que menos, continúan a nuestro lado por cariño, por nostalgia o, simplemente, porque al compartir con nosotros el día a día, le conceden sentido al paso del tiempo, de la vida... 
 
Llegados a este punto, sólo aclarar que no estoy hablando ni de cosas, ni de objetos