La pasarela de la calle 12 de noviembre, la plaza de José Adrio, cuenta ya con un monumento homenaje a los diez pontevedreses fusilados el 12 de noviembre de 1936 a través de una obra encargada por la Concejalía de Urbanismo que dirige Antón Louro al escultor Sergio Portela. El artista elaboró una obra con la que buscaba crear un hito en un entorno urbano que le parecía excesivamente horizontal y, a través de un monolito de siete metros de altura, decidió "no solo reflejar la tragedia sino también crear una referencia para el futuro".
De esta forma, el escultor afirma que se trata de un monumento en el que ha tenido toda la libertad creativa porque desde la concejalía socialista no quisieron imponer condicionantes y él decidió agradecer el encargo con una obra que "busca dignificar aquella barbarie" del fusilamiento de los diez homenajeados: el impresor Ramiro Paz Carvajal; el abogado José Adrio Barreiro; los médicos Amancio Caamaño Cimadevila, Telmo Bernárdez Santomé y Luis Poza Pastrana; el capitán Juan Rico González; los profesores Paulo Novás Souto, Germán Adrio Mañá y Benigno Rei Pavón y el periodista Víctor Casas Rey. Portela indica que buscaba una creación que "no fuera muy triste sino lo más dulce posible en relación con aquella tragedia y para sus familias".
El concejal de Urbanismo y teniente de Alcalde, Antón Louro, considera que la obra era necesaria y esperada por los ciudadanos. "ÿ un recoñecemento a dez pontevedreses que perderon a súa vida por pensar en liberdade. Era hora de saldar esa conta", afirma el promotor de este homenaje. Louro añade además que con esta obra simbólica, que satisface a las familias, "Pontevedra ten máis patrimonio histórico, artístico, moral e ético porque este monumento ten a vocación de estar á altura de todo o que sexa necesario" en relación al orgullo que debe suponer para la ciudad contar con una escultura que simbolice la defensa de los fallecidos por defender la República y la democracia.
La propuesta de realizar este trabajo surgió porque, según afirma Antón Louro, "para el socialismo pontevedrés no era suficiente una piedra y una placa en la calle 12 de noviembre" y entendía que se precisaba un monumento artístico que reflejase la dignidad de los represaliados.
La figura cuenta con una placa en la que se leen los nombres de los diez pontevedreses fusilados para ofrecer en la base del monumento la figura de un hada, un Áes Shide, recogido de la mitología celta, según explica el autor, cuyo significado simbólico contempla la mediación entre los vivos y los muertos. La construcción elaborada con granito aparecen reflejados también los nombres de los homenajeados con una luz azulada que ofrece una combinación entre la modernidad y el estilo clásico de la mole granítica. Con esta creación, "se une el valor artístico y también el histórico de un monumento que servirá para mantener en el recuerdo vivo de las figuras de diez defensores de las ideas democráticas", apuntó el concejal de Urbanismo, Antón Louro.