José Antonio Lusquiños Bustelo, conocido como 'Coco', ha confesado que en la madrugada del viernes al sábado mató a su ex novia, Conchi Reguera Peón, en Ponte Sampaio. El hombre ya colaboró con los investigadores en la mañana del sábado, cuando le detuvieron y contó dónde había dejado el coche en el que escapó del lugar del crimen y dónde había tirado el arma utilizada para apuñalar a la víctima. El domingo, durante su declaración ante el juez de guardia de Pontevedra, reconoció, además, su responsabilidad en la muerte.
El caso no está bajo secreto de sumario, pero, de todas formas, desde el juzgado y la Fiscalía mantienen un particular secretismo para no desvelar detalles de la investigación judicial. La fiscal que asumió el caso el día del crimen, Marta Durántez, ni siquiera ha querido valorar si existió tal confesión del detenido o no. Otras fuentes sí lo han confirmado, si bien aún se desconoce la versión de los hechos que aporta el hombre, que desde el mediodía del domingo permanece en prisión provisional comunicada y sin fianza.
José Antonio Lusquiños permaneció unas dos horas en el juzgado en la mañana de domingo y declaró ante el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Pontevedra durante unas dos horas. Tras terminar su relato, la fiscal pidió su ingreso en prisión provisional y ni el detenido ni su abogado se opusieron a tal medida, según fuentes de la Fiscalía. El juez, Xermán Varela, lo decretó y fue trasladado al centro penitenciario de A Lama.
El caso ya no está desde este lunes en manos del mismo juez, pues se ha inhibido en favor del Juzgado de Instrucción número 3 de Pontevedra, especializado en delitos relacionados con la violencia de género. Incluso es posible que cambie también de fiscal, pues Marta Durántez forma parte del área de violencia de género de la Fiscalía de la Audiencia, pero no es la delegada, puesto que corresponde a Rosalina Carrera.
Los investigadores de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEF) de la Policía Nacional siguen realizando diligencias de investigación coordinados por el juzgado, pero fuentes conocedores del caso han indicado que está todo ya bastante avanzado y consideran que existe un buen número de pruebas que permite atribuir la autoría del crimen a José Antonio Lusquiños.
Una de las pruebas que todavía queda pendiente es la localización del arma del crimen. En un primer momento, se habló de un cuchillo, pero ahora ha salido a la luz que se trata de una navaja. El sospechoso contó a los policías que la había tirado en la pista forestal del lugar de Vilar, en Ponte Sampaio, donde también apareció el coche, pues tuvo que dejarlo allí tirado al quedar atrapado en un camino estrecho y empedrado y también tiró el arma. Sin embago, la Policía Nacional ha revisado la zona y no la ha encontrado.
La hipótesis que se maneja en relación con el crimen de Conchi Reguera es que su ex novio, con el que mantuvo una relación entre la pasada primavera y el mes de agosto, no aceptaba que ella decidiese romper los vínculos y empezó a insistirle en retomarlos. Empezó a enviarle numerosos mensajes de Whatsapp y ella incluso se sintió agobiada. En la madrugada del sábado, la esperó en el cruce entre Ponte Sampaio y Acevedo, un lugar en el que ella solía dar la vuelta para ir hacia su casa y, cuando le vio llegar, sobre las 3.50 horas, la abordó.
No se sabe qué pasó cuando se encontraron, pero un vecino sí presenció el final: vio cómo un hombre acuchillaba a Conchi en la calle y luego huía en el coche de ella. Él intentó socorrerla junto a su mujer y otros vecinos, pero cuando llegaron los servicios sanitarios ya estaba muerta con múltiples puñaladas. El sospechoso huyó hasta que el coche le jugó una mala pasada en Vilar y luego se desconoce cómo llegó hasta la casa de sus padres en Soutomaior, donde fue detenido sobre las diez de la mañana en una finca situada a unos 50 metros mientras intentaba escapar.