Poco podía imaginar Paula Dapena el sábado 28 de noviembre que su gesto al negarse a guardar un minuto de silencio por la muerte de Diego Armando Maradona tendría la repercusión finalmente alcanzada. No solo dio la vuelta al mundo a través de noticias en los principales periódicos de varios continentes, sino que, además, su acto ha pasado a ser todo un símbolo de la lucha feminista, ha disparado las ventas de camisetas de su equipo de fútbol y ha llevado a partidos como BNG y PSOE a ponerla como un ejemplo a seguir.
Esta pontevedresa de 24 años siguió sus convicciones cuando ese día su equipo, el Viajes Interrrías FF, se desplazó hasta la la Ciudad Deportiva de Abegondo, en A Coruña para disputar un partido amistoso con el Deportivo Abanca de la Liga Iberdrola. Se había decidid guardar un minuto de silencio por el jugar, fallecido tan sólo nos días antes, pero sumarse a este homenaje chocaba de forma frontal con sus ideas feministas, de modo que no lo dudó un momento y, mientras el resto de las personas presentes en el campo se mantuvieron en pie y en silencio, ella se sentó en el césped de espaldas.
En una entrevista con PontevedraViva ese mismo día explicó que ella se negaba a guardar ese minuto de silencio "por un violador, pedófilo, putero y maltratador" y que se veía incapaz de participar en ese minuto de silencio por el futbolista cuando tan sólo tres días antes se había conmemorado el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia sobre la mujer sin que se adoptasen gestos similares. "Por las víctimas, no se guardó un minuto silencio; entonces, obviamente, no estoy dispuesta a guardar un minuto silencio por un maltratador y no por las víctimas", argumentó.
La imagen del momento, unida a estas declaraciones, no tardaron en viralizarse. En cuestión de horas, la noticia publicaba por PontevedraViva dio la vuelta al mundo. Su nombre se situó como 'trending topic' en Twitter, es decir fue uno de los temas más comentados del domingo siguiente a su gesto. Y poco después de publicarse la noticia, comenzaron a hacerse eco diarios deportivos como Marca, El Mundo Deportivo, Sport o AS y la noticia saltó a periódicos como El País, El Mundo, El Periódico de Catalunya o La Voz de Galicia y a digitales como 20 Minutos, El Confidencial, El Plural o El Huffington Post. Radios y televisiones como la SER, la COPE, Onda Cero, laSexta o TVE siguieron sus pasos.
A medida que la repercusión iba aumentando, la negativa de la joven pontevedresa de homenajear a Maradona por las "barbaridades que cometió fuera del campo", según explicaba en PontevedraViva, llegó a la prensa internacional. Periódicos como Le Figaro (Francia), O Jogo (Portugal) o Clarín y Olé (Argentina) y medios de países como Italia, Colombia, Costa Rica o México también la incluyeron en sus respectivas ediciones.
Paula Dapena removió conciencias y su 'sentada' durante el minuto de silencio por el jugador argentino le valió muchos elogios, pero también no pocas críticas y, desde ese mismo día en que se publicó la noticia, empezaron a llegar las amenazas, algunas de ellas muy fuertes.
Según ella misma explicó, recibió amenazas de muerte e insultos, o decirle 'voy a ir a tu casa a partirte las piernas' o 'si vivieras en Argentina ya estarías muerta'. La joven decidió no dejarse amedrentar por esas amenazas ni tampoco parar en su determinación feminista y, días después, aseguró: "me quedo con los mensajes de cariño, apoyo y de ánimo" que le han mandado.
Además, su gesto le valió una recepción en el Concello de Pontevedra por la edil de Igualdade, Yoya Blanco, y el teniente de alcalde, Tino Fernández; el reconocimiento de la presidenta de la Deputación de Pontevedra, Carmela Silva; y reuniones y reconocimientos en el Parlamento de Galicia con los líderes del BNG, Ana Pontón, y el PSdeG, Gonzalo Caballero.
También su equpo quiso reconocer su gesto con la entrega de una camiseta firmada por todas las futbolistas y por el cuerpo técnico.Este emotivo detalle tuvo lugar el sábado 13 de diciembre al inicio del partido entre el InterRías y el Victoria FC de Santiago, en el que era el primer encuentro que disputaban después del ya famoso gesto.