En una temporada atípica y empañada por la pandemia, Saleta Castro ha aprovechado para vivir nuevas experiencias deportivas haciendo sus pinitos en el ciclismo MTB. Primero fue una primera incursión en la imponente Alps Epic, y estos últimos días compitiendo en una de las pruebas con mayor personalidad del panorama internacional, la Titan Desert.
"La experiencia la verdad es que fue brutal, fue una carrera espectacular", reconoce ya en casa la deportista pontevedresa, que por si fuera poco terminó subiendo al podio final al acabar en la segunda posición en la categoría de dúo mixto, en la que competía con Valentí Sanjuan de compañero.
Cierto es que en esta ocasión la crisis sanitaria hizo que la Titan abandonase Marruecos y se celebrase en Almería, pero eso no restó un ápice de heroica a sus participantes. "Yo nunca estuve en Marruecos pero los que han estado dicen que no tenía nada que envidiar. La primera etapa hubo muchas dunas, ramblas de arena, tuvimos que empujar la bici 2 kilómetros...", rememora Saleta, y además "intentaron mantener la esencia de esta prueba que se caracteriza por la dureza y la orientación".
La triatleta, ciclista por unos días, se deshace en elogios hacia la organización de la carrera. "Yo nunca había hecho tantos días, por etapas, para mí fue brutal, y ver la logística, la organización de la prueba, cómo tenían todo controlado, cómo nos preparaban el campamento. Ha sido una prueba súper segura", destaca sobre una infraestructura que, además de pruebas de detección de Covid a todos los participantes y miembros de la organización incluía la creación de una burbuja sin contacto exterior.
El destino le guardaba además una pequeña sorpresa a Saleta Castro, y fue vencer en una de las etapas, en su categoría, el día de su 33 cumpleaños. Fue en la segunda de las cinco jornadas, con 65 kilómetros cruzando el único desierto de Europa, en la que "tuvimos la suerte de que el equipo de Andalucía tuvo un pinchazo y tardaron un poco de más en arreglarlo. Yo ese día además me encontraba especialmente bien, porque tuvimos 12 kilómetros de subida en asfalto y es mi terreno", explica.
En cuanto a su compañero de batallas, Valentí Sanjuan, reconoce que "al no convivir ni entrenar juntos, vernos una vez al año, para hacer una carrera de estas carcterísticas es complicado", pero sobre todo desde la segunda etapa "la verdad es que me fue ayudando en todo, fue un gregario de lujo".
Pasado el reto habrá tiempo para pensar si volver a la Titan Desert, en Marruecos u otro lugar, pero lo que toca ahora es ir pensando de nuevo en su deporte, el triatlón y en un 2021 en el que se hace complicado pensar todavía.
"Para mí el año ya acabó y ahora estoy ya pensando en la pretemporada. Empezar a nadar, a correr, a fortalecer, hacer gimnasio e intentar volver lo más fuerte posible en 2021", asegura Saleta, que aunque no tiene claro su calendario "tengo la esperanza de que las pruebas grandes sí puedan celebrarse". Entre ellas por supuesto "me gustaría ir al Ironman de Lanzarote, como siempre". El resto, el tiempo lo dirá.