El Sexto Edificio del Museo se convirtió en un laberinto de pruebas para que un total de 25 personas que trabajan en el Museo Provincial experimentaran en primera persona las particularidades que presentan las personas ciegas o con discapacidad visual grave.
La técnica de rehabilitación del Centro de Recursos de la Once en Pontevedra, Marisol González, ofreció una explicación teórico-práctica a los trabajadores. De esta forma, los guías probaron en primera persona las cuestiones fundamentales para que estas personas con alguna dificultad visual puedan realizar una visita museística.
A través de antifaces, un grupo de participantes experimentó cómo moverse a través del edificio con los ojos vendados.
La monitora fue explicándoles cómo trasladar la información útil y cómo orientales en los desplazamientos. Señaló que lo importante es eliminar miedos para saber cómo actuar. La principal recomendación es que se pregunte siempre a la persona ciega y evitar palabras genéricas que no aportan datos específicos que puedan ayudarla a moverse.
Diferentes trabajadores del Museo señalaban que una de las sensaciones que causa el movimiento sin visión es que se agudizan otros sentidos, como el tacto o el oído.