Esta misma semana la dirección de la fábrica de cloro de Solvay, en la localidad cántabra de Torrelavega informaba a sus trabajadores que acababa de cerrar un principio de acuerdo para vender la fábrica a la multinacional portuguesa CUF, que es la dueña de Elnosa.
Los trabajadores cántabros han valorado esta compra como una "buena noticia", ya que de no producirse la venta, la planta estaba abocada al cierre. La multinacional portuguesa preve realizar allí una inversión de 40 millones de euros para sustituir la tecnología de células de mercurio actualmente en funcionamiento, y prohibida por la Unión Europea a partir de diciembre de 2017.
Pero ¿qué repercusiones tendrá esta operación en la clorera de la ría de Pontevedra? La plantilla de la fábrica de Lourizán ha convocado una asamblea para analizar esta maniobra de la multinacional CUF y el lunes darán una rueda de prensa en el local de Comisiones Obreras.
La decisión se conoce poco después de que la Xunta ampliara hasta diciembre de 2017 la autorización ambiental de Elnosa, contra la que se concentró este viernes la Asociación pola Defensa da Ría ante la sede provincial del Partido Popular en la avenida Reina Victoria.
Para el colectivo ecologista la electroquímica debe cesar su actividad cuanto antes.