"Necesito que me ayudes, por favor". Al otro lado del teléfono, desesperada, una madre implora ayuda. La voz se le entrecorta por momentos y en otros el llanto le impide hablar. Sus lágrimas dicen más que sus palabras, pero, cuando consigue explicarse, sus frases cortan como cuchillos. "Llevo 57 días sin poder ver ni hablar con mi hija", resume.
"57 días sin saber de ella", añade. Y detrás de esa afirmación hay una historia ya contada semanas atrás que, lejos de encauzarse, se complica. Tal y como ya había adelantado este periódico, el 12 de marzo personal del departamento de Menores de la Xunta de Galicia acudió al centro en el que estudiaba su hija, de 10 años, y se llevaron con destino a un centro de menores bajo tutela pública.
Esta medida se adoptó en el marco de un proceso judicial para determinar la custodia de la niña, que cumplirá 11 años el próximo mes de junio y hasta ahora había estado bajo custodia de la madre, pero ahora está pendiente de sentencia porque su padre ha reclamado la compartida.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Marín dictó esta compartida y la madre la recurrió y, como medida cautelar, a instancias de la Fiscalía, el juzgado acordó "confiar temporalmente la guarda de la menor a la entidad pública de protección de menores de la Xunta de Galicia".
El juzgado le notificó la medida a la madre una vez que ya se había producido y, desde entonces, no ha vuelto a tener contacto con su hija. "Han pasado casi dos meses", lamenta, y su desesperación ha ido en aumento.
En un principio, le habían comunicado que no tendrían contacto en tres semanas para "pautarle a la menor un tratamiento o terapia adecuado para normalizar la relación paternofilial" con su padre. Y es que, en este proceso, ha vuelto a apelarse al llamado Síndrome de Alineación Parental (SAP), por el que la ONU ya interpeló a España en 2023, considerando que es "falso".
En este caso figuran dos informes del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) de febrero de 2023 y febrero de 2024 apoyándose en otros del Punto de Encuentro Familiar y del Gabinete de Orientación Familiar de Vigo en los que culpan a la madre de la negativa de la hija a relacionarse con el padre. El de febrero de 2024 reconoce que la separación de la menor de su entorno materno puede no ser una solución inocua y, aún así, recomienda la guarda y custodia en exclusiva para el padre y que, paralelamente, se suspendan los contactos de la menor con la madre hasta su adecuada implementación.
En su momento le comunicaron que, tras esas tres semanas sin contacto, en el plazo de un mes, los psicólogos del centro de menores deberían emitir un informe para que pudiese recuperar el contacto, pero, casi dos meses después, no le han comunicado nada.
Su petición de ayuda ha pasado de la impotencia a la angustia en los últimos días porque este fin de semana, a través de personas de su familia, ha sabido que el padre sí ha podido ver a la niña y que le han dejado visitas de fin de semana. "Le están dando a él todo de forma encubierta y a mi nada. Él está con ella y yo, sin saber nada de mi hija", lamenta entre lágrimas.
La madre cree que, con estas medidas, "me castigan por haber cuidado a mi hija". "He sido yo la que la he sacado adelante y, de repente, me castigan de esta manera sin haber hecho nada", se queja, afligida, señalando que el padre no mostró interés en su hija durante años.
Está convencida de que, con esta forma de actuar "el objetivo soy yo, no la niña; torturarme y hacerme daño. Esto se llama violencia vicaria". Y reconoce que ya no aguanta más, pues "llevo dos meses sin ve a mi hija y no hice nada. Hace dos meses que no la veo y no sé ni cómo está".
"Mira que soy una tía fuerte, que decía que a mí no hay quién me tumbe, pero que te haga daño a través de tu hija, sí que te tumba", dice entre la rabia y el dolor. Y con mayor tristeza todavía, si cabe, tras haber pasado el primer Día de la Madre sin su hija.
Esta madre, de la que no se aporta identidad para proteger a su hija, reconoce que "ayer fue un día muy duro para mí" y advierte también de que este sufrimiento, unido a una grave enfermedad que padece, motiva que "voy a perder la razón". "Ya no puedo más, estoy destrozada", alerta. "Tenéis que ayudarme", suplica a quien tenga en sus manos encontrar una solución a su situación.
CARTA ÍNTEGRA ESCRITA POR ESTA MADRE TRAS EL DÍA DE LA MADRE