Sara Bea Martínez es una portonovesa que, desde los nueve años, dedicó su vida a atar redes y a arreglar aparejos de pesca.
El domingo 28 de abril, esta profesional del mar recibirá la Raia de Ouro como distinción dentro del sector del mar.
A sus 72 años reconoce que cuando se inició "non me gustaba nada. A miña curmá dicíame: ti vas ser atadora cando eu sexa cura", recuerda con humor.
A lo largo de sesenta años se encargó de arreglar redes de barcos de Portonovo, tanto de artes menores como de cerco. Se distinguían por su habilidad para realizar el trabajo.
"Podo presumir de que ningún barco co que traballabamos tivo que quedar en terra nunca por non ter o aparello reparado", asegura y añade que una vez coincidieron cinco embarcaciones y ella y sus compañeras trabajaron de tal forma que al día siguiente lograron que salieran a faenar al mar.
Pospuso su jubilación a los setenta años, pero sigue echando de menos el oficio: "atar e o ambiente coas compañeiras no porto", explica esta mujer que entiende el encaje de los elementos como un rompecabezas.
Al acto acudirá acompañada por su marido, Mario. En julio celebrarán las bodas de oro. También asistiran sus hijos, Elena y Mario. "O meu marido sempre entendeu o meu traballo. Ás veces tiña que marcha dunha hora para outra ao País Vasco e el quedaba ao cargo dos fillos e da casa. Nunca me puxo un problema", explica.
Reconoce que antes el trabajo de redera era más duro porque se realizaba a la intemperie. "Non tiñamos nin baño e pasabamos moito frío", afirma, "recordo ata marearme polo frío que collía nas mans".
Sara Bea admite que, en la actualidad, hay pocas personas que quieran dedicarse al oficio de rederas o de atadoras. "Non sei o que vai pasar cos barcos", se lamenta preocupada.