José Antonio Gómez Novoa
Ventana indiscreta: El reloj
Llegó el día de su jubilación y sus compañeros le regalaron un reloj de pulsera "inteligente". Él, que nunca se había significado por una mínima actividad deportiva, sólo un pequeño paseo diario y mucha lectura eran sus hábitos fuera del ámbito laboral.
Ahora tendría mucho tiempo libre y su intención era apuntarse a la universidad de mayores, a uno de esos cursos raros y que tienen mucho éxito: "Curso de Feng Shui evolutivo" o quizás uno de magia u ocultismo que te envían el material a casa y tienes dos años para terminarlo, aunque lo normal es que acabes en seis meses o que desaparezcas porque ya has superado el nivel de experto.
No le iba hacer un feo, máxime cuando le dicen que ya está programado y que es un reloj inspirado en el mismísimo James Bond. Se colocó el dispositivo en la muñeca, dio las gracias y enlazó con un discurso emotivo en el que habló brevemente de su paso por la empresa, dedicando una frase cariñosa y descriptiva a cada uno de las 70 personas allí presentes. Fue tal la conexión entre el corazón y el cerebro que la frecuencia cardíaca aumentó a un ritmo de 130 latidos por minuto. El reloj empezó a emitir sonidos y a enviarle mensajes del tipo "arritmia detectada", acuda a su médico inmediatamente.
Respiró profundamente para relajarse y, decidió pedir otro café. Mientras tanto los compañeros entonaban canciones típicas de taberna siguiendo el guion marcado por uno de los que componen la coral de la asociación de vecinos. Ya con el vino dulce, el reloj empieza a vibrar y se activa el recordatorio de que lleva sentado más de una hora. No sabe cómo desactivarlo por lo que pulsa los diferentes botones y, lo único que consigue es que no deje de hacer ruidos raros e incluso llega a dispararse un haz láser de 1.500 watios de potencia que provoca la rotura de la lámpara del comedor situada en su trayectoria.
El dueño del restaurante, al oír el estruendo acudió rápidamente al lugar del "siniestro" y viendo que los daños eran menores, colocó bien ajustada al cuello y cintura, la banda con fondo amarillo: "Peligro, recién jubilado".
Al homenajeado, le dio un poco de vergüenza, pero no pudo resistirse hasta que preguntó a uno de los organizadores. ¿No tendréis por ahí el cheque regalo?