Doce años de cárcel y cinco años más de inhabilitación para cualquier profesión, oficio o actividades, sean o no retribuidos, que conlleven contacto regular y directo con personas menores de edad. Es la condena que acaba de imponer la Audiencia Provincial de Pontevedra a un hombre que violó a su pareja.
La mujer, que en el momento de los hechos tenía 23 años, falleció antes de que el caso llegase a juicio, pero su testimonio en el juzgado pudo escucharse en el juicio y acabó derivando en la condena de su agresor.
La sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra considera acreditado que el procesado "se enfureció" tras la negativa de la víctima a mantener relaciones sexuales, ante lo que reaccionó agrediéndola y violándola.
En la declaración de la víctima que se escuchó en la sala de vistas, la joven relataba que en la madrugada del día 3 de diciembre de 2021 primero mantuvieron una discusión porque "él quiso hacer el amor, yo no quise y se enfadó todo". Luego ella le dijo que quería dejar la relación y él reaccionó poniéndose agresivo y obligándola irse para su habitación.
El tribunal considera probado que ela se fue, él la siguió y, con el propósito de satisfacer su deseo sexual, la cogió por las manos y por el pelo, la tiró contra la cama (que se rompió), la empujó contra la ventana de la habitación (que también se rompió), la tiró al suelo, le arrancó los pantalones del pijama, rompiéndolos, le quitó las bragas y la sudadera y le dijo "eres una mierda, una puta, una basura, una asquerosa, te vas a ir a la calle así desnuda como puta que eres".
Cuando ella forcejeó, él le dijo "ahora te voy a mear en la boca". Luego la cogió por el pelo; la arrastró hasta otra habitación (la que utilizaba él); la tiró en la cama, la agarró por el cuello, le dio dos puñetazos en la cara y golpes por otras partes del cuerpo; la cogió del pelo y de los brazos; y la violó.
Al final ella dejó de forcejear y trató de complacerlo, diciéndole que tenía razón en todo, con el propósito de que se tranquilizase y dejase de agredirla.
Tras la discusión y tras agredirla y violarla con los dedos, él mismo la llevó a casa de su madre en coche y, de camino, según relató la víctima, le dijo: "ahora te voy a llevar al cementerio, que es donde tienes que estar".
Los magistrados han aplicado la agravante de parentesco y la atenuante de alteración psíquica por consumo de droga y alcohol, pues, cuando sucedieron los hechos, habían consumido medio gramo de cocaína entre los dos y el acusado también había consumido alcohol.
La sentencia no es firme.