Miguel Ángel Revilla: "A Aznar no le perdono que contribuyese al genocidio de la Guerra de Irak"
Por Alejandro Espiño
A Miguel Ángel Revilla (Polaciones, Cantabria, 1943) no dejan de pararle por la calle. Incluso en una ciudad como Pontevedra, se da un baño de masas. La gente se detiene a saludarle y aplaudirle. Dice que le sorprende este cariño, aunque cree que es porque "me ven como lo que soy, una persona normal que dice lo que piensa, que no anda con recovecos", aunque reconoce que ser noticia por ser normal, "es un síntoma de lo mal que anda España".
Y es que no es un político al uso. Y él lo sabe. "Sé que genero algún tipo de problema para lo común de la clase política, porque digo las cosas que pienso, que son cosas sensatas y normales y que sintonizan con el pensar del 80% del ciudadano". Ahora, todas esas reflexiones las reúne en un libro titulado Nadie es más que nadie (Espasa), que se ha convertido desde su lanzamiento en uno de los libros más vendidos en España. Hablamos con él en la librería Cronopios, durante un evento organizado por Onda Cero Pontevedra.
Su libro lleva cinco meses en el mercado y va ya por su décima edición. ¿Esperaba este éxito cuando le propusieron escribirlo?
Hombre, que iban a leerlo, sí. Pero no tanto, porque la gente en España no está acostumbrada a leer. En este país, nadie lee nada. Que se hayan tirado diez ediciones, que son unos 70.000 libros, creo que es una burrada. Estoy tan contento que a lo mejor escribo otro el año que viene. Pero será mucho más duro.
¿Cómo describiría el libro?
Es un libro muy oportuno por estos momentos que estamos viviendo en España, terribles. Aparte de desnudarme a mí y a otras personas a las que he conocido, explico de forma sencilla por qué estamos como estamos. El que lea este libro lo entiende. No necesita oír a De Guindos. Y me atrevo a decir qué habría que hacer para salir de esta situación.
Lo que se desprende desde el inicio de Nadie es más que nadie es que sus orígenes han marcado su personalidad
Yo soy así porque he nacido debajo de Peña Labra. He vivido en la austeridad, en la solidaridad, en unos principios que me han marcado de niño. Eso no se puede olvidar nunca. Yo no sé qué hubiera sido de mí si hubiese nacido en un palacio o en el centro de Santander, en lugar de una zona rural y apartada. A lo mejor sería de otra manera. Los genes son importantes, igual que la veta que tienes de la familia, pero lo que nos condiciona es nuestro lugar de origen. Estoy seguro de eso. Lo que yo oí de niño en la cocina con mi abuela o mi madre, lo tengo tan presente que lo recuerdo mejor que lo que me ha ocurrido hace cinco años. Te marca.
Desde joven, siempre ha sido un hombre muy inquieto: delegado en la universidad, sindicatos hasta que da el salto a la política, creando el Partido Regionalista de Cantabria
Yo he tenido siempre una vocación por hacer algo que no sea estrictamente luchar, que es una obligación de todos, por ti y por tu familia. Tengo la necesidad imperiosa de hacerlo. Si veo una injusticia, me rebelo. No puedo callarlo. Ya cuando iba en el tren de Bilbao a Santander, con 17 años, protestaba si veía algo que no me gustaba. Siempre he sido una persona inquieta, preocupado por lo que pasa en mi entorno, en mi país. Y ahora, me preocupa lo que pasa en España. No lo puedo evitar. No podría estar jubilado, callado, viendo lo que está ocurriendo y no abrir la boca. No sería justo. No podría dormir tranquilo.
Si Cantabria es hoy una Comunidad Autónoma es, sin duda, gracias a usted. Defensor, como es, del modelo autonómico, ¿qué opina del estado actual de las autonomías?
Fui el primero que dijo que Cantabria tenía que ser comunidad autónoma. Soy el padre, aunque luego mis ideas las hayan seguido otros. La autonomía como modelo es lo que impera en el mundo moderno. Otra cosa es que en España hemos duplicado los servicios. No puedes transferir la sanidad y mantener el ministerio, eso es un disparate. Claro que hay que corregir un montón de cosas, pero la autonomía como modelo es el de EEUU, Austria, Suiza, Alemania Ahora, que en España las autonomías se han desmadrado, y que hay una pila de cosas que hay que corregir, sí. Entre otras cosas, quitar el Senado, mañana. Es una vergüenza que exista el Senado. No sirve para nada. Y a lo mejor hasta las diputaciones. Solapar servicios es un coste innecesario.
El Rey Don Juan Carlos, Emilio Botín, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero son muchas las personalidades de las que habla en el libro, pero a lo largo de su trayectoria, ¿cuáles han sido los que más le han marcado?
Sin duda, Adolfo Suárez. Pasó una época terrible. Incluso me llamó para que fuese candidato de la UCD en Cantabria, pero yo ya estaba en otra cosa. Después me dijo que fui el único que le dijo que no. Es un personaje que, con el tiempo, adquirirá una mayor altura, por todo lo que hizo por este país. Me da mucha pena verle así como está. Y Manuel Fraga siempre fue muy atento conmigo. Me invitó dos veces a Galicia y solíamos tener largas charlas. No compartía sus ideas, pero era un hombre coherente y honrado.
¿Y el que más le ha decepcionado?
José Blanco es un mentiroso absoluto. Es una de las personas que más daño ha hecho a Cantabria. Con personajes como él, no me extraña que la política esté por los suelos
José Blanco. Es un mentiroso absoluto. A mí me la hizo más gorda que nadie. A mi tierra. Es una de las personas que más daño ha hecho a Cantabria. Canceló la construcción del AVE, a pesar de estar firmado y haber un compromiso firme. Con personajes como él, no me extraña que la política esté por los suelos. No quiero volver a verle delante. Jamás.
De los dos presidentes con los que ha convivido, Aznar y Zapatero, guarda recuerdos completamente diferentes...
Zapatero fue una buena persona, un ingenuo, un hombre que le cayó grande esto. Tuvo cuatro años que cuando la economía crecía, lo hizo bien, como lo haría cualquiera. Pero cuando vino la crisis no la supo ver y se rodeó de gente que no estaba preparada. ÿl tampoco lo estaba. No tenía experiencia. De Aznar no le puedo perdonar que contribuyese al genocidio que supuso la Guerra de Irak, la mayor atrocidad conocida desde la época de Hitler. Se invadió Irak, se trajo una convulsión enorme al mundo, se cargaron a millones de personas, y todo ello a partir de una mentira. Yo no le puedo perdonar eso a un español.
Con Rajoy no ha coincidido, pero tendrá una opinión sobre las políticas que está aplicando en España
Rajoy está haciendo una política lamentable. Nos conduce a tres años más de recesión, angustia, paro y miseria
Está haciendo una política lamentable. La contraria a la que hay que aplicar ahora. Sólo hace lo que le marca su jefa, la señora Merkel. A ella hay que ponerle el puño encima de la mesa. No puede seguir así, nos asfixia. Esto nos conducirá a tres años más de recesión, angustia, de paro y de miseria. La capacidad de demanda es el motor de la economía, arruinándola con la subida de impuestos, reduciendo las inversiones nos conduce a que el enfermo vaya camino del cementerio. No puedo estar de acuerdo con su política de tijera, tijera, tijera. Hay que pedir paralelamente una política de estímulos económicos, si no estamos perdidos.
¿Cree que esta política de recortes es la que ha provocado la contestación social que vemos últimamente en las calles?
Ahora ya no son indignados, son encabronados. Es terrible. Ojo, yo hago una advertencia, advierto al señor Rajoy y a los políticos que creen que este pueblo aguanta todo, que tengan cuidado. Cuidado porque puede haber una explosión. Este país aguanta hasta un cierto nivel. No se puede recortar y obedecer a Merkel. Que tenga cuidado porque este pueblo puede armar la de Dios.
Pero el problema es que los políticos, que son los que deben resolver la situación, no pasan por su mejor momento en cuanto a valoración ciudadana
Hay mucha gente que no está en política por vocación. Están aquí porque no sirven para otra cosa, o lo que es peor, para medrar
Tenemos que rescatar una serie de valores como es la honradez o la vocación. La política es un servicio, no es un oficio ni una profesión, como no lo es el ser misionero, médico o maestro. Y hay mucha gente que no está aquí por vocación. Están aquí porque no sirven para otra cosa, o lo que es peor, están para medrar. Hay que reivindicar la política con mayúsculas, porque es la política la que tiene que solucionar las cosas.
Siempre ha presumido de leer a la perfección los escenarios electorales. Ahora que se avecinan elecciones en Galicia, ¿nos hace algún pronóstico?
Cuando estoy fuera de mi tierra, no me gusta hablar de los que gobiernan allá donde voy. No conozco a fondo cómo se está gobernando, ni quienes son los que presentan. De los candidatos gallegos, sólo conozco a Núñez Feijóo. Lo saludé dos veces. No puedo opinar.
¿Y qué hay de usted? ¿Seguirá en política?
En Cantabria, seguro. Ya tengo el cartel hecho. Vuelvo. Si tengo salud, sí. Aunque nunca lo he dejado. Yo estoy ahora de diputado en la oposición y llego a la misma hora que llegaba antes. No se me caen los anillos por no ser presidente. Otros que lo han sido y han dejado de serlo, se han retirado a labores de veraneo. A mí ahora me toca ser oposición, que es donde me han situado los ciudadanos. Pero han de tener presente que yo no estoy retirado, por lo tanto dentro de cuatro años, vuelvo.
¿Descarta por lo tanto dar el salto a la política nacional?
El problema es que España, con su ley electoral, está hecha para impedir que cualquiera pueda presentarse como presidente del Gobierno. Sería lo normal, lo democrático. El sistema está configurado para que PSOE y PP se alternen en el poder. Haciendo un símil que entenderá todo el mundo. Es como una vaca. De las ubres que más leche dan, chupan PP y PSOE y de las otras dos, PNV y CIU. Eso es España.