El conselleiro de Cultura, Román Rodríguez; el rector de la Universidade de Vigo, Manuel Reigosa, y el alcalde de O Grove, José Cacabelos, visitaron este viernes a zona arqueológica de Adro Vello, donde la Xunta acaba de iniciar una actuación para poner en valor este conjunto sito junto a la playa de O Carreiro.
Durante la visita, el responsable autonómico de Cultura agradeció la implicación y el compromiso de los vecinos de O Grove con este espacio "único en Galicia" que hace unos meses comenzó el proceso para ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC), con la apertura del expediente, en trámites en estos momentos. Román Rodríguez justificó que la medida se tomó por su "gran importancia histórica, arqueolóxica, científica e cultural".
El conselleiro añadió que la apertura del BIC "foi o primeiro paso para mellorar este enclave no que agora deberían implicarse todas as administracións competentes".
Por este motivo, el conselleiro aseguró que la Xunta es "a única administración que cumpre con Adro Vello", primero con el BIC y ahora con estos trabajos de mejora y consolidación que se desarrollarán durante el verano. Al hilo de esto, instó "ao resto de institucións con competencias na zona" a implicarse "e pasar das palabras aos feitos".
La intervención ya en marcha está siendo realizada al amparo de un convenio de colaboración de la Consellería, que aporta 50.000 euros, con la Universidade de Vigo mediante el cuál un equipo de investigadores ahondarán durante un mes en los restos del yacimiento.
En concreto, los trabajos incluyen la retirada de tapados antiguos, la realización de sondeos arqueológicos y la excavación de tumbas con restos óseos humanos. El proyecto se completa con el desbroce y limpieza de estructuras y con labores de conservación y consolidación en el yacimiento.
RESTOS DE ÉPOCA ROMANA Y ALTOMEDIEVAL
La zona arqueológica de Adro Vello presenta numerosos restos de época romana y altomedieval de gran interés arqueológico, científico y cultural. Concretamente, los restos existentes incluyen desde una factoría romana de salazón y una villa romana, hasta un área de explotación de recursos marinos o restos de estuco, cerámica y cantería.
Cuenta también con restos de una necrópolis de inhumación con hasta diez niveles de soterramiento, de una iglesia altomedieval de planta basilical y cabecera cuadrada, documentada históricamente la finales del siglo IX d.C., aunque con presencia de piezas ornamentales anteriores de factura visigoda. También se documentaron restos de un conjunto defensivo bajomedieval (torre y cerca) y una ara dedicada a la deidad local Deverius.
Además de la importancia para el estudio de la época romana, esta zona también supone un punto estratégico de la tradición xacobea que fue objeto de varias actuaciones arqueológicas de excavación entre 1983 a 1990, bajo la dirección de José Carro Otero.