La tensión se recrudece en la zona cero de la huelga del transporte en Pontevedra con nuevos ataques a camiones

Pontevedra
17 de marzo 2022

Los vehículos permanecen inmovilizados en las zonas de aparcamiento desde el lunes y los conductores se sienten amenazados. Esta madrugada otro chófer vio como le pinchaban dos ruedas y rajaban la lona de su camión mientras dormía a pesar de haber aceptado no descargar su mercancía a petición de los piquetes informativos

Camiones parados y con ruedas pinchadas en O Campiño por la huelga del transporte
Camiones parados y con ruedas pinchadas en O Campiño por la huelga del transporte

Es uno de los polígonos más activos de la provincia, pero desde el lunes parece uno más de esos parques empresariales desérticos que pueblan la geografía española.

O Campiño es la zona cero de la huelga del transporte en la comarca de Pontevedra, el movimiento de camiones en las naves está reducido a la mínima expresión y en las zonas de aparcamiento se amontonan camiones parados, muchos de ellos con las ruedas pinchadas, y conductores tan cansados como asustados esperando a que el conflicto se solucione para regresar a sus ciudades de origen, muchas de ellas fuera de Galicia e incluso de España.

La acción de los piquetes informativos sigue siendo muy activa en este polígono industrial desde el inicio de la huelga, tanto que camioneros y empresas prefieren suspender su actividad por miedo a represalias. De hecho, en los aparcamientos permanencen todavía inmovilizados más de cinco camiones con varias de sus ruedas pinchadas.

El último altercado tuvo lugar en la madrugada de este jueves. "Ayer por la noche me encontré al piquete, me dijeron que aparcase el camión y no descargase la mercancía", explica el chófer de la empresa Carrera que tenía previso dejar su carga en los almacenes Comasa.

"Hice caso a todo lo que me dijeron, me fui a dormir y de madrugada me despertaron los guardias de seguridad del polígono para decirme que me habían rajado la lona y pinchado dos ruedas", lamentaba esta mañana  el conductor, natural de Ciudad Real, mientras esperaba por personal de su empresa para reparar los desperfectos de su camión.

No es el único trabajador afectado por la presión ejercida por estos piquetes, otro conductor de origen marroquí sufrió también consecuencias similares y otros muchos permanecen estacionados por miedo. "Yo tengo un cargamento de pescado congelado pendiente de descargar, calculo que gastaré unos 300 litros de combustible solo en mantener el congelador en funcionamiento", explica otro de los afectados. En una situación similar se encuentra un chófer griego que llegó esta semana a O Campiño, lugar en el que se ha quedado atrapado por el estallido de la huelga sin poder dejar su mercancía y sin saber cuándo podrá regresar, lo mismo que lo ocurre a otro compañero de Huelva.

"Esta no es la solución, deben protestar contra el Gobierno, que lleven los camiones a la Moncloa", reclaman los trabajadores que permanecerán en sus vehículos "hasta que los jefes nos digan que nos tenemos que ir".

Mientras tanto, la actividad en las empresas del mayor parque empresarial de la capital de la provincia sigue bajo mínimos. El movimiento de camiones puede contarse con los dedos de una mano, algunos tuvieron que salir escoltados por la Guardia Civil, otros pudieron pasar libremente al llevar mercancía (medicamentos) de primera necesidad, mientras que otros asumen el riesgo de sufrir algún incidente por negarse a parar. 

Los responsables de las empresas afectadas prefieren no realizar declaraciones y se limitan a confirmar que la huelga empieza ya a afectar a su actividad.

Mientras tanto, en otros puntos logísticos de la comarca la actividad se mantiene pero con un ritmo mucho menor del habitual. Es el caso del Puerto de Marín, con muchas menos descargas que en jornadas normales, la fábrica de Ence, los almacenes de Froiz en Lourido o en el polígono industrial de Barro-Meis.

Esta huelga está afectando también al consumidor final. Este jueves en el mercado de abastos de Pontevedra había puestos de venta vacíos y, en algunos casos, menos productos de lo habitual. no obstante, los vendedores quisieron lanzar un mensaje de tranquilidad y animan a los clientes a seguir yendo a la plaza porque "hay pescado y a buen precio".