Así es el quirófano del Museo
Por Oskar Viéitez & Mónica Patxot
Un grupo de periodistas hemos tenido este jueves la oportunidad de visitar el Taller de Conservación y Restauración del Museo de Pontevedra, conformado por un grupo de siete profesionales especializados en el área. Su trabajo es similar al que se desarrolla en un hospital.
Por su puerta entran "pacientes" aquejados por problemas tales como la humedad, la contaminación, la luz o el paso del tiempo, según reflejan las historias clínicas. Su misión, dejarlos como nuevos.
Al igual que en la mesa de un cirujano, los técnicos del Museo se enfrentan con su instrumental a soportes tan variados como metal, papel, piedra, pintura de caballete, escultura, pintura mural, textiles, los cuales deben permanecer en condiciones de exhibición y almacenamiento óptimas.
El área de laboratorio es una zona impoluta y perfectamente equipada con microscopios, cromatógrafos, espectómetros, reflectografía de rayos X, luz ultravioleta, infrarroja y otros aparatos de nombre irreproducible.
El taller se encuentra a la misma temperatura y niveles de humedad relativa que las salas de exposiciones para que las obras se mantengan siempre a unos niveles constantes, hasta el montacargas está a la misma temperatura.
Llama la atención la cámara de anoxia que nos enseña una de estas "expertas cirujanas", Sonia Briones, que lleva 22 años dedicados de trabajo en el Museo. "La cámara de anoxia está destinada a la desinsectación de las obras de arte mediante un proceso que sustituye el oxígeno por el nitrógeno", esta máquina es de gran importancia para un centro "donde muchos bienes son de material orgánico" y que se encuentra en una comunidad donde son "muy frecuentes los ataques biológicos".
Sobre su mesa de trabajo encontramos varias piezas destinadas a una exposición temporal de joyas y una tabla del antigo retablo de Santa María.
Al igual que Sonia, que se ocupa de la madera, el resto de sus compañeros están especializados en un material como puede ser la escultura pétrea o la pintura.
En este último caso interrumpimos a Ricardo Ferreiro, él es el primer restaurador que trabajó en un museo en Galicia. Durante quince años fue el único conservador de todo el museo de Pontevedra. Se trata por lo tanto de una autoridad en la materia que se ocupa estos días de un cuadro del Rafael de la pintura flamenca, Michiel Coxcie. En concreto es una pintura de gran formato de hace 430 años y titulada como "Tributo al César". Se trata de una donación de la familia Pedrosa, "la del ex alcalde Juan Luis Pedrosa", nos comenta.
Pero además de las piezas propias del museo, en las que se centra la labor del taller, también se tratan frecuentemente en este laboratorio aquellas que los particulares ceden para exposiciones temporales.
Junto al taller se encuentra el almacén de las obras no expuestas, "los fondos reservados". El director del Museo, Carlos Valle, explicó que tienen 18.000 registros, "pero cada uno de estos números de registros pueden incluír miles de piezas". A modo de ejemplo, se refirió a "Castelao, as cruces de pedra, que teñen só un número de rexistro pero teñen máis de 500 debuxos orixinais".
Valle recalcó la relevancia del Museo de Pontevedra, que es el museo provincial más grande de España. Y en esta línea, alabó que "capital humano extraordinario" del que dispone el Museo y que permite la "recuperación de obras que chegan aquí nun estado nada desexable".