Niega que intentase matar a su vecino lanzando una botella: "Llevaba varios días con las ventanas cerradas"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
María Teresa L.R. está acusada de intentar matar a su vecino lanzándole a la cabeza una botella de cristal a través de la ventana de su piso de la calle Herreros de Pontevedra. Su presunta víctima, Juan B.A., asegura que la vio tirar la botella, dos vecinos declararon que vieron cómo se lanzaba el objeto desde la ventana de su piso y un tercer testigo asegura que vio cómo se cerraba su persiana una vez que el hombre estaba ya tirado en el suelo de la calle con un golpe en la cabeza. Pese a estas declaraciones y a que en su casa encontraron dos cajas del mismo tipo de vidrio que lesionó al herido, ella sostiene que es inocente, que cuando supuestamente cometió el intento de asesinato "llevaba varios días con las ventanas cerradas".
La mujer declaró este martes ante la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra enfrentándose a una acusación por asesinato en grado de tentativa por la que el fiscal pide que le impongan diez años de orden de alejamiento de su presunta víctima y un control médico periódico supervisado por el juzgado. Su abogado defensor solicita su libre absolución mientras la acusación particular eleva la petición del fiscal y quiere que se le condene a nueve años de prisión y al pago de una indemnización de 7.800 euros por los daños (ha perdido audición en ambos oídos) y 18.000 euros porque tras el incidente no puede conducir.
María Teresa L.R se encuentra a tratamiento médico psiquiátrico desde al año 1987 y está diagnosticada por un trastorno de ideas delirantes crónico por el que ha estado ingresada en un centro hospitalario en diez ocasiones. El especialista que lleva su caso en la actualidad declaró ante el tribunal que cuando no sigue tratamiento o no está controlada por el médico presenta brotes de delirios que le hacen distorsionar la realidad, de tal forma que se anula su percepción. Sin embargo, "se puede evitar" con un correcto seguimiento.
En vista de esta valoración médica, el fiscal considera que en el momento en que lanzó la botella de agua por la ventana no era consciente de sus actos y que debe aplicársele la circunstancia eximente de alteración psiquiátrica y que con el correcto control médico puede controlase su enfermedad, de ahí que no pida su ingreso en prisión.
La supuesta víctima relató que el día de los hechos estaba en la acera, delante del edificio en el que vivían tanto él como la acusada (ella en el segundo y él en el cuarto) con el electricista, que tuvieron que hacer un corte de luz y "diez minutos después" ella le lanzó la botella por la ventana. "Miré para arriba, vi la ventana abierta, vi una cosa que salía, me dio y caí al suelo", relata.
Juan B.A. está completamente "seguro" de que la persona a la que vio en la ventana era su vecina María Teresa y de que no había más vecinos en el edificio ni más ventanas abiertas en ese momento. Según relató, ella le lanzó la botella, no le dio tiempo a reaccionar y "quedé sin sentido" tirado en la acera. Tras esto, estuvo hospitalizado y asegura que "pasé mucho miedo".
El relato de lo que ocurrió aquel día que realiza la acusada es diferente. Explicó al tribunal que no lanzó ninguna botella y no llegó ni a abrir la ventana ni la persiana de su piso. De hecho, "las ventanas las tuve cerradas día y noche varios días" y alegó dos motivos para esta acción. La primera razón es que "habia personas que controlaban cuando subía y bajaba las persianas" y la segunda que "necesitaba descansar", de modo que llevaba una temporada en la que se pasaba el día en la cama "aunque no durmiese".
El fiscal pide diez años de orden de alejamiento de su presunta víctima y la acusación nueve años de prisión
Según su relato, aquella mañana no se levantó de la cama porque tenía insomnio y se había acostado tarde. Además, escuchó que su teléfono sonó varias veces, pero no respondió porque "la única que podía llamarme era mi hermana y ella sabe que si estoy mal no respondo".
Frente a este relato, su hermana relató ante la Policía que la telefoneó varias veces y estaba preocupada por si le había pasado algo, su vecino y presunta víctima dice que llamó a su puerta antes de cortar la luz para avisarla, pero no respondió; y la Policía estuvo durante 11 horas golpeando en la puerta después de que su vecino resultase herido para entrevistarse con ella y, como no abrió, acabó entrando a la fuerza con ayuda de los bomberos. Ella no sintió ninguno de esos golpes y, cuando vio entrar a la comitiva policial en su casa, "estaba asustadísima, desconcertada".
La botella que golpeó a Juan B.A. era de cristal de la marca de agua Cabreiroá y en la casa de la procesada la Policía Nacional encontró dos cajas de esta misma marca a las que faltaba una botella, pero no se ha podido probar que tuviesen el mismo origen, no se realizó prueba de ADN que confirmase que la acusada la había lanzado. La mujer se negó a que le tomasen muestras para cotejarlas con los restos del vidrio.
El fiscal sostiene que el intento de asesinato se realizó en un contexto de malas relaciones previas entre la acusada y su presunta víctima. En este punto, las versiones de ambos se contradicen. Ella asegura que no tenían "ninguna relación" porque "su mujer, cuando yo me fui a vivir allí me advirtió de ciertas cosas y entonces decidí no hablarle" y tan sólo le daba los buenos días como buena vecina. ÿl asegura que ya había tenido que denunciarla año y medio antes porque le destrozó un jarrón y otros objetos.