La subida del precio de la luz y otras mercancías obliga a la hostelería de la ciudad a revisar sus precios
Por Manu Otero
El precio de la luz lleva semanas al alza y batiendo récords día tras día. Los efectos comienzan ya a notarse en las facturas, no solo en las de los hogares; también en las de las empresas. Una situación que obligará a muchos negocios, especialmente a los hosteleros, a revisar sus tarifas. "Las subidas de luz, refrescos, gas, aceite... hacen inevitable repercutirlo al consumidor. Es una realidad que no puedo controlar, pero tengo que asumirla. ¿Me gusta? No", resume Carlos Fontán, de la cervecería el Bruc.
En los últimos meses los gastos en este tipo de locales se han disparado. El precio del megavatio por hora es el principal responsable, pero no el único. "La luz nos ha subido una animalada. La última factura fue de 1.200 euros, cuando solíamos pagar 700", destaca Marta González, responsable de la sociedad propietaria de La Gramola y Pintxo Viño. No es la única que lleva tiempo haciendo números para poder sobrellevar esta tempestad eléctrica. "Nosotros abrimos hace poco, pero en ese tiempo la luz ya nos ha subido un 30 o 40 %", resalta Arón Álvarez, chef y propietario del Maristas de la plaza de A Verdura.
"En una cocina hay un montón de aparatos eléctricos. Las neveras y congeladores están encendidas aunque estemos cerrados y el horno o la campana están funcionndo durante todo el servicio", ilustra el cocinero. Y los efectos de esta escalada de precios no se ciñen solo a la factura de la luz. Los proveedores de este sector, como es el caso de las panaderías, también ven incrementados sus costes de producción, aumentan el precio de venta y contribuyen a elevar todavía más el desembolso de los hosteleros que llevan meses viendo como sus márgenes de beneficio son cada vez más estrechos.
"Los precios que tenemos ahora no son sostenibles. Pero nos tira para atrás subirlos porque también sabemos los sueldos que tiene la gente. Es la pescadilla que se muerde la cola y no queremos que piensen que lo hacemos porque queremos ganar más", lamenta Marta. "Nosotros vamos a intentar mantener los precios, pero si nos vemos con el agua al cuello tendremos que tomar medidas", confiesa también Arón.
Además, esta situación se produce en un contexto de endeudamiento de muchas empresas, que aún están haciendo frente a los préstamos ICO o a los Ertes solicitados tras el estallido de la pandemia.
Y para agravar todavía más el panorama, se está gestando una grave crisis global de abastecimiento de materias primas y del transporte. En las vitrinas de los hosteleros de la ciudad ya es imposible encontrar botellas de dos conocidas marcas de ginebra procedentes del Reino Unido. La causa está en el Brexit, la falta de transportistas, el encarecimiento del sistema de transporte y el incendio en una fábrica de vidrio que producía botellas para estas marcas. Las consecuenciuas son la rotura de stock en casi toda España y la venta "a precio de oro" de las pocas botellas que quedan en los almacenes de los distribuidores.
No solo el precio de los destilados se está disparando. Las distribuidoras de refrescos ya han actualizado al alza sus precios y se espera que a principios de año, la principal marca de cerveza de Galicia haga lo propio. Además, con el invierno los hosteleros deben añadir otro gasto a su hoja de Excel: la adquisición de estufas y bombonas de butano para hacer acogedoras sus terrazas a pesar del frío invernal.
De esta repentina subida de precios se percataron en un local de reciente apertura como es el Chester. "Nosotros llevábamos un año y medio fuera de la hostelería y nos dimos cuenta de que en ese tiempo subieron los precios de muchas cosas. Y los proveedores nos transmiten que a corto plazo van a seguir subiendo", detalla César Sánchez, quien comparte el mismo discurso que el resto de sus compañeros de profesión: "Lo normal es que veamos una subida no solo en los precios de la hostelería también en los precios de la cesta de la compra", remata.
Un cóctel terrorífico que dejará temblando los castigados bolsillos de los clientes, que también tendrán que afrontar la subida del gasto corriente de sus hogares.
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