Una psicóloga, prueba clave en un juicio al relatar que un acusado de abuso sexual lo reconoció en su consulta
Por Natalia Puga
La declaración como testigo de una psicóloga puede resultar clave en un juicio por un delito continuado de abusos sexuales sobre menor de 16 años que este jueves ha quedado visto para sentencia en la Audiencia Provincial de Pontevedra. La profesional declaró por videoconferencia y relató que el acusado reconoció en su consulta que había mantenido relaciones sexuales con la víctima.
La víctima en este caso es una chica que, cuando tenía 14 años, presuntamente mantuvo relaciones sexuales completas en un total de cuatro ocasiones con el acusado. El hombre era pareja sentimental de su madre y esas relaciones tuvieron lugar en el dormitorio de la menor cuando ella iba a visitar a su madre.
El acusado negó todos los hechos en el juicio celebrado en la sección cuarta de la Audiencia y no se pudo escuchar el testimonio de la víctima porque, dada su condición de menor y especial vulnerabilidad, declaró a puerta cerrada. Para proteger a la menor y evitar que sea identificada públicamente tampoco se facilitan datos de su presunto agresor.
Sí declaró en audiencia pública la madre, que relató que ella tuvo sospechas de esos supuestos abusos desde tiempo antes, pero no tuvo confirmación hasta que su ya ex novio lo reconoció en la consulta de la psicóloga.
Los abusos sexuales se produjeron entre octubre y noviembre de 2016, al poco tiempo de que la pareja empezase la relación, y no salieron a la luz hasta 2018, cuando ya habían roto. Se supo porque la mujer acudió a una psicóloga destrozada por la ruptura y, en la segunda sesión, su ya ex novio la acompañó. Allí, ante la profesional, según confirmaron la propia psicóloga y la madre de la menor, él reconoció que había mantenido relaciones con la adolescente.
El acusado niega que ocurriese y también que lo haya reconocido a la psicóloga y su abogado defensor centró buena parte de su interrogatorio en desacreditar el testimonio de la psicóloga, insistiendo en que esa supuesta confesión no está grabada y ella no pidió consentimiento a su cliente para reflejar nada de lo que le dijo en un informe.
Sin embargo, la psicóloga defendió que "muy pocos psicólogos graban las sesiones" y que "los psicólogos nos podemos saltar el secreto profesional en algunos puntos y en este caso hay una menor". Según relató, ella tan solo utilizó el contenido de esa consulta para elaborar un informe que le pidió el juzgado de Ponteareas que investigó este caso de abusos sexuales.
La madre de la menor denunció los hechos ante la Guardia Civil tras esa confesión. Este jueves relató en la Audiencia que tuvo casi dos años de relación con el acusado y esto ocurrió prácticamente al principio, pero no denunció antes porque no tuvo confirmación. "Tenía mis desconfianzas, pero no tuve certeza hasta que lo reconoció a la psicóloga".
Sospechó, según relató, porque una vez fue a la habitación en la que dormía su hija cuando iba a visitarla -habitualmente no vivía con ella- y se encontró allí tumbado al acusado, otra vez encontró pañuelos usados detrás de la cama de la menor, encontró una conversación en el whatsapp de la niña supuestamente con el acusado de contenido afectivo y en una ocasión la chica le pidió que le comprase una prueba de embarazo porque pensaba que podía estar en estado, en la que finalmente dio negativo. Además, un amigo del acusado le contó una vez que él le había pedido que acompañase a su hija a una clínica en la que practicaban abortos. Este amigo lo negó en la sala.
La niña le relató que el posible padre era un amigo del instituto y tanto ella como el acusado le negaron varias veces que hubiese algo entre ellos. Según declaró en el juicio, su entonces pareja incluso le pegaba cada vez que sacaba el tema y fue finalmente condenado por malos tratos.
El fiscal, Juan Carlos Aladro, no formuló ninguna pregunta al acusado, pero sí los abogados de la acusación particular y la defensa. En su declaración, indicó que nunca llegó a vivir de forma permanente con la madre y que la hija tan solo iba a dormir a su casa cada dos fines de semana, y siempre cuando también acudía la hija biológica del acusado.
En su declaración, negó las relaciones, la supuesta conversación afectivo amorosa con la menor y también que pidiese a alguien que la llevase a una clínica, además de asegurar que nunca había relatado a la psicóloga esa confesión.
El fiscal pide que el acusado cumpla once años y seis meses de prisión y se le imponga la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de la menor, de su domicilio, centro escolar, lugar de trabajo o cualesquiera otros que frecuente así como de comunicarse con ella por cualquier medio durante 9 años tras su salida de prisión.
También pide a la Audiencia que le condene a someterse a un programa de educación sexual, que indemnice a la víctima con 25.000 euros por perjuicio moral y su inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por un tiempo superior en 5 años al de la duración de la pena de prisión que resulte impuesta
La Fiscalía también pide una medida de libertad vigilada durante 9 años que implique la prohibición de acudir a eventos, espectáculos públicos, privados o deportivos, recintos o acontecimientos públicos o deportivos destinados a menores de edad; prohibición de llevar a cabo actividades de carácter laboral, participativo, lúdico o deportivo organizadas, en las que intervengan menores; prohibición de aproximarse a los recintos en lo que se estén llevando a cabo tales espectáculos o eventos a una distancia inferior a 500 metros.