Las lonas de PVC o poliéster que usan las administraciones para comunicar campañas o publicitar sus actuaciones se han convertido en todo un problema ambiental. Se usan durante poco tiempo y, al convertirse en residuo, deben ser tratadas por gestores autorizados.
Pero en Pontevedra han decidido reutilizarlas y darle un segundo uso. Será, entre otros complementos, como bolsas o fundas para ordenadores. Se trata de un proyecto que impulsa la compañía pontevedresa Loba e Oso, al amparo del programa municipal Efecto PO2.
El uso de estas lonas, ha destacado la edil Anabel Gulías, es un "problema global". Entiende que resultan "beneficiosas" como recurso publicitario, pero deshacerse de ellas no es fácil. De ahí que "apostemos por reutilizalas de xeito útil" y apostando por la economía circular.
El Concello ha adquirido 300 packs de estos prototipos para utilizarlos como regalo institucional, pero ya trabajan en el "segundo paso" que sería poder comercializarlas. Para ello, están estudiando los trámites administrativos y legales para poder ceder las lonas usadas.
Los requisitos para poder reutilizar este material que se siga el procedimiento de "quilómetro cero" y que todos estos complementos se comercialicen en establecimientos minoristas de Pontevedra, por lo que quedarán excluidas grandes cadenas o firmas multinacionales.
"Queremos facer destas bolsas un sinal de identidade do compromiso de Pontevedra coa loita activa contra o cambio climático", ha defendido Gulías, responsable del programa Efecto PO2.
Saleta González, responsable de la empresa Loba e Oso, ha explicado que este proyecto de "suprarreciclaxe" pretende que los materiales empleados "se manteñan no sistema produtivo o maior tempo posible" y reducir así las emisiones de CO2 asociadas a su producción.
Todos los complementos diseñados a través de esta iniciativa son de manufactura local, reciclando excedentes textiles aportados por compañías como Atlantic Denim (Moaña), Lonas Orca (Vigo), Grupo Lirón (Pontevedra) o Miolos Design (Pontevedra).
Además, colaboran en este proceso la diseñadora Marta Lloria y varias costureras de Pontevedra, que son las responsables de confeccionar estos productos.
En el momento que las bolsas o las fundas se puedan comercializar, la intención es que parte de los beneficios que se generen se destinen a colectivos que trabajen por la conservación de la biodiversidad en Galicia.