Yoga al aire libre para espantar los miedos de la pandemia
Por Mónica Patxot & María José Pita
La pandemia ha provocado un cambio de hábitos en la población en función de las medidas que van marcando las autoridades. Conforme a los criterios sanitarios, el Espacio+60 de Afundación también se fue adaptando hasta que en enero, con el inicio de la tercera ola, las nuevas restricciones llevaron a cancelar todas las actividades presenciales y mantener únicamente el formato online.
En este mes de abril, con unas medidas sanitarias menos restrictivas, la actividad presencial ya es posible. Pero los responsables del programa se enfrentaban a un nuevo reto. Dado que la media de edad de los participantes es de 65 años y en muchos casos se trata de población de riesgo, era importante que no solo se cumpliesen escrupulosamente todas las medidas sanitarias sino que además los participantes pudiesen desarrollar las actividades rompiendo los miedos de estar tanto tiempo en espacios cerrados, nos explica Berna Lindín, coordinadora del Espacio+60 de Pontevedra.
De este modo, surgió la idea de trasladar el aula a la calle y este miércoles 7 de abril se realizaba la primera clase de yoga al aire libre en el exterior de la Residencia de Estudiantes de Abanca, en la avenida de Vigo, y que se prolongará, un día a la semana, hasta el mes de junio.
Victoria, la alumna de mayor edad, comenta a Pontevedra Viva que para ella esta primera clase ha sido toda una alegría, justo un día después de cumplir 87 años. "Qué coincidencia, las dos somos de 1934, pero yo cumplo en mayo", interrumpe Fidelina, la segunda alumna en veteranía. Ambas comparten actividades en el Espacio+60 desde hace más de veinte años.
Victoria nos apunta los muchos beneficios de la práctica del yoga con un contundente: "¡es lo máximo!" y añade que, aparte de sentir su cuerpo en forma, donde más lo nota es en la serenidad que le aporta "sobre todo en no darle importancia a las cosas, yo vivo sola y me siento muy bien, recuerdo alguna meditación, respiro y no necesito más".
En el caso de Fidelina, la clase de yoga es una más en la larga lista de actividades que practica desde que se jubiló como funcionaria. Gimnasia, pilates e inglés en Afundación y un graduado en la Universidad Senior. Una vez finalizada la clase nos cuenta emocionada que se marcha a ponerse la primera dosis de la vacuna, y en este caso es Victoria la que entra en la conversación para apuntar que ella ya se puso las dos. Para ambas, tanto la vacunación como esta clase de yoga son motivos de esperanza después de tantos meses de encierro.
El perfil de los participantes en el Área de Envejecimiento Activo responde a este patrón de personas involucradas en actividades de crecimiento que se niegan a que la edad o la jubilación laboral supongan un antes y un después en sus vidas. Como Miriam, que a sus 76 años y después de "practicar taichi toda la vida" y asistir a las clases de inglés en Afundación le ha dado una oportunidad al yoga. En su primera clase nos confirma su satisfacción y que va a continuar "porque he disfrutado mucho, y sobre todo por la profesora, que me encanta". Nos insiste en que destaquemos la labor de la profesora, Silvia.
Con Silvia completamos el relato de la clase. Nos explica que el yoga que enseña en el Espacio+60 está adaptado a la edad de los participantes, en donde se trabaja soltar todo el cuerpo con posturas de "yoga dinámico", que no se tengan que sostener mucho tiempo. Además le da pautas a los participantes para que en su vida diaria complementen la práctica con "cardio", que es simplemente hacer caminatas a paso ligero. La profesora mostraba su alegría en que se pudiese retomar la actividad por la importancia de hacer el trabajo en grupo, en donde se crea un ambiente y una conexión especial entre los participantes.
"El poder conectarse con la respiración y sentir cómo los músculos se relajan te aporta calma y relax, y este trabajo de clase después lo trasladas a tu vida cotidiana", explica la profesora, a la vez que incide en la importancia de poder tomarnos este paréntesis para nosotros mismos en medio de tantas noticias graves relacionadas con la pandemia.
Este momento de calma pudieron vivirlo los alumnos que acudieron a la primera clase de yoga al aire libre, que comenzaba y terminaba con una repetición del sonido "om" por parte de los asistentes, a la vez que se concentraban en el ritmo de la respiración y la alegría del reencuentro.
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