Trabajadores de Ence, de empresas auxiliares y del sector forestal han vuelto a concentrarse este viernes en Pontevedra para mostrar su preocupación por el incierto futuro de la fábrica de Lourizán. Con motivo de la celebración de un pleno en la Deputación, la sección sindical de Comisiones Obreras ha reunido a cerca de un centenar de trabajadores que dejaron patentes sus reivindicaciones con bocinas y pancartas bajo la férrea vigilancia de numerosos agentes de la Policía Nacional.
"Estamos aquí para defender los 5.000 puestos de trabajo que están en juego", declaró la presidenta del comité de empresa de las oficinas centrales de la empresa, Ana Cedeira. A pesar de que en el encuentro con la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, recibieron la palabra de la socialista de que el artículo 18 de la futura Ley del Cambio Climático no afectará al futuro de la planta y "nosotros vamos a confiar en ella", la plantilla seguirá presionando para evitar el cierre.
La continuidad de la factoría en Lourizán depende ahora de la decisión de la Audiencia Nacional sobre la legalidad de la prórroga de la concesión concedida por el Gobierno de Rajoy hasta 2073. "Pasa el tiempo y aún no sabemos nada. Vamos a esperar, no queda otra", sostiene Cedeira con resignación.
Mientras tanto, el debate político y laboral sobre un posible traslado de la pastera continúa. Tras la reunión con la ministra, se acordó la convocatoria de una mesa de trabajo en la que estarán representadas todas las partes afectadas. Desde los Ministerios de Trabajo, Industria y Transición Ecológica, hasta la Xunta, el Concello, la empresa y los trabajadores. Sin embargo, todavía no hay fecha para la constitución de la misma.
"Desde la semana pasada no han habido avances en la mesa de trabajo. Una vez que establezca los contactos nos darán una fecha para empezar a hablar. Entiendo que después de Semana Santa sabremos algo y nos fijarán fecha", reconoce la trabajadora.
Menos transigente se mostró con la actitud del alcalde de Pontevedra, a quien le afeó su postura desfavorable a que tanto el Concello como los trabajadores formen parte de esa mesa de negociación. "El señor Lores no tiene que decir quién está en la mesa de dialogo y quien no. Los trabajadores tenemos mucho que decir porque se están jugando nuestros puestos de trabajo", remató.