Las nuevas restricciones levantan un muro y provocan el caos en la frontera entre Pontevedra y Marín
Por Manu Otero
Galicia ha amanecido este viernes con nuevas restricciones, las más severas desde el confinamiento, y en muchos lugares las nuevas limitaciones han cogido con el pie cambiado a la población. Es el caso de los vecinos de Lourizán, principalmente de Placeres y Estribela, que se han encontrado esta mañana con que las autoridades no les permitían cruzar la frontera a Marín, como acostumbran a hacer a diario para las tareas domésticas, por el cierre perimetral de Pontevedra.
Desde la medianoche del jueves, los habitantes de Pontevedra no pueden abandonar su municipio, salvo por causas de fuerza mayor. Y entre las excepciones no figuran ir al supermercado, ni a la peluquería, ni al estanco, ni a la cafetería, ni a la carnicería, ni a la administración de lotería, ni al banco, etcétera. Gestiones que los pontevedreses de estas localidades acostumbran a hacer, por cercanía y comodidad, en la localidad limítrofe de Cantodarea, en Marín.
"As miñas clientas son de Lourizán e Paceres e agora non poden pasar. E iso que son só dous pasos andando. Non poderán vir comprar e quedarei sen clientes", lamenta la propietaria de una carnicería a escasos metros de la franja con Estribela. "Algúns xa me dixeron de levarllo ata o límite e mo recollen alí. E teremos que facer así porque isto a nós aféctanos moitísimo", lamenta pidiendo flexibilidad a la policía.
"Deberían haber excepcións. Eu o Froiz o teño aquí ao lado, se teño que ir a Pontevedra hai máis xente, teño que coller o coche, e lévame máis tempo. Isto ten menos risco", argumenta un vecino de Estribela. "Nós compartimos abastos, compartimos sanidade", añade otro pontevedrés que hace vida en Marín. "É que Estribela é Marín", resume el propietario de un estanco en Cantodarea cuya clientela es mayoritariamente de Estribela y Placeres.
"Parece un pouco absurdo. Estamos ao mesmo nivel a só perimetraron Pontevedra porque e unha cidade. Xa estiveron xuntos durante meses. É absurdo", se queja una marinense que trabaja en Lourizán.
A pesar de la incomprensión generalizada por parte de los vecinos, desde la Policía Local marinense, conscientes del movimiento habitual entre ambos municipios, puntualizan que por el momento los operativos se centran más en informar que en sancionar, pero "senón queda máis remedio propoñeremos para sancionar", avisan.
En este primer día, su labor se centró principalmente en "chamar a atención para que se sepa que non se poden infrinxir as novas modificacións". Durante el control, los agentes subieron también al autobús que cubre la línea Pontevedra-Marín para advertir a los viajeros que no pueden cruzar la raya.
"A xente ten moito temor e moitísimas dudas, aínda que a maioría están a favor porque entedemos que a situación é moi difícil", remata el agente.
El control policial se repitió también a primera hora de la tarde, lo que generó grandes retenciones que se extendieron hasta la zona del astillero de Placeres.
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