"Mi casa voló por los aires". Joshua Alonso Mateo no anda con medias tintas y empieza con esta fuerza todas sus intervenciones ante el alumnado del CIFP A Xunqueira. Hijo de Sesé Mateo, que en febrero de 2017 fue asesinada por su ex pareja haciendo explotar su casa de Chapela (Redondela), fue el protagonista de los actos organizados en este centro educativo con motivo de 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia sobre la Mujer.
Impartió charlas a distintos grupos de alumnado relatando su historia y la de su madre para buscar mayor conciencia contra la violencia de género. Además, en homenaje a su madre, se hizo una lectura continuada del libro de poemas póstumos No Camiño do vento de Sesé Mateo, el centro se llenó de cruces reivindicativas y el alumnado salió al exterior del centro para una concentración reivindicativa. Toda la jornada giró alrededor del lema 'Violencia de Género = Pandemia'.
Joshua tiene 29 años y es huérfano de la violencia de género, pero es mucho más y está demostrándolo en este centro educativo, en el que estudia el ciclo de Promoción de la Igualdad. Esa conciencia es parte del legado que le dejó su madre. Después de que Emilio Fernández manipulara dos bombonas y un bidón de gasolina y volara por los aires la casa con los dos dentro, en los restos que quedaron entre el tejado levantado y las paredes pulverizadas, encontró unos poemas escritos por su madre que dieron vida a un libro, No Camiño do vento. Fue el primer legado que le quedó de ella. El segundo está viviéndolo ahora.
Inspirado por su experiencia traumática y por el activismo que movió toda la vida a Sesé, Joshua quiere luchar contra la violencia. Su formación y experiencia laboral era hasta ahora en la rama de la informática, pero quiso darle una vuelta a su historia y se matriculó en este ciclo para especializarse en esta lucha.
"Busco quitarme el estigma de huérfano de la violencia de género. No quiero ser siempre el huérfano de la violencia de género, busco cambiar la sociedad, busco cambiar la juventud, busco la igualdad, quitar los perjuicios, quitar esos roles de género tradicionales marcados". Joshua no tiene dudas de cal es su camino. Es uno de los tres alumnos varones de una clase con 25 alumnas mujeres y, junto con todos ellos, quiere trabajar para demostrar que "las mujeres son mujeres, los hombres somos hombres, pero todos somos iguales".
Para lograr esa igualdad, el primer paso es lograr conciencia social y, en su búsqueda, es contundente. Siempre empieza sus charlas con ese "mi casa voló por los aires" porque comprobó que señalando los datos más duros del asesinato de su madre logra captar la atención del público. Este miércoles en las butacas estaba sentado un alumbrando que "desgraciadamente, o por suerte, no tocaron temas de violencia de género en su vida" y, para que escuchasen, quiso impactarlos desde el primero momento.
Una vez captada su atención, relata que Sesé no era una mujer maltratada, "era una mujer luchadora que sabía su puesto en la sociedad, pero desgraciadamente el machismo la llevó por delante". Con su historia, y sus poemas póstumos, quiere que se logre ese cambio social.
Joshua es consciente de que "desgraciadamente queda muchísimo por hacer en la sociedad, en los medios de comunicación, en la educación y en muchísimos aspectos" y está dispuesto a enfocar toda su vida a partir de ahora en ese camino. Con este ciclo confía en poder especializarse y centrar parte de ese camino en dar charlas como las impartidas este miércoles, para poder "remover conciencias".
En los últimos tiempos ya tuvo varias experiencias y comprobó que, al final, se le acercaban chicas y chicos que estaban sufriendo violencia y hasta que él habló y contó su historia no abrieron los ojos. Él mismo es conocedor de hasta que punto hace falta abrir esos ojos y la mente para detectar el machismo, pues, cuando asesinaron a su madre, se dio cuenta de que tenía comportamientos machistas. En realidad, considera que "desgraciadamente nadie puede decir en esta sociedad que no es machista".
Las charlas de Joshua están cargadas de fuerza y de conciencia, pero detrás esconden mucho dolor. No duda en reconocerlo y en señalar que el 25 de noviembre es un día intenso, duro y complejo. Recordar todo lo que ha vivido nos últimos tres años y medio remueve mucho por dentro. Después del asesinato, se convirtió en tutor legal de su hermano pequeño, hijo de su madre y su asesino, y se enfrentó con todas las trabas burocráticas.
Otra faceta de ese legado que le dejó Sesé es redactar, con el Concello de Redondela, un protocolo sobre cómo actuar ante casos de violencia de género. El suyo era el primero en este municipio y encontraron muchas dificultades, percibiendo hasta qué punto no hay las herramientas necesarias para ayudar las familias y "que puedan llorar la pérdida, que puedan tener un luto y no tener que centrarse en la declaración de herederos, impuestos de sucesión y todos los trámites que conllevan una muerte así".
Él, además, tuvo que vivir todos esos trámites ante un acoso constante por parte de los medios de comunicación. Lo vivido en este campo es otra faceta de ese legado de Sesé. Está preparando un premio periodístico con el que incentivar las buenas prácticas periodísticas para que la cobertura informativa de un crimen esté rodeada de buenas prácticas y respeto a la víctima y a sus familias y el trago por lo que están pasando.
El asesinato de Sesé no tiene ninguna parte positiva, pero todo este legado sí da lugar al optimismo. Publicar su libro de poemas póstumo fue su homenaje a Sesé, porque "publicando este libro le devolví a la sociedad a mi madre y mi familia el recuerdo de nuestra madre y la valentía que tenía". Este trabajo que encara ahora es la constatación de que Sesé aun no ha dicho la última palabra.