Campaña de apoyos a un joven condenado por agredir a otro en Pontevedra, que denuncia ante el Supremo que no le dejaron defenderse
Por Natalia Puga
El joven vecino de Marín Said B.B. ha llegado hasta el Tribunal Supremo para defender sus derechos y, en el camino, ha encontrado el apoyo de un número creciente de pontevedreses que le defienden a través de redes sociales y denuncias públicas. El chico fue condenado como autor de una agresión a otro joven en el exterior de un pub del casco histórico, si bien él sostiene que en el día y la hora en la que se produjeron los hechos estaba trabajando y que no pudo demostrarlo porque en los juzgados que instruyeron y juzgaron su caso no se le permitió aportar las pruebas oportunas. Ahora pide al Supremo que sí le deje.
Said alega ante el Tribunal Supremo una vulneración del derecho constitucional de tutela judicial efectiva, de su derecho de defensa y de ser juzgado en un proceso con todas las garantías sin generarle indefensión. Según argumenta en el escrito al que ha tenido acceso PontevedraViva, no se respetaron sus derechos porque no se admitió como prueba la geolocalización y el examen de todos los datos asociados a su teléfono móvil y a las redes sociales de las que es usuario, Whatsapp, Instagram y Facebook.
El joven marinense fue condenado primero por el Juzgado de lo Penal número 3 de Pontevedra y luego por la sección cuarta de la Audiencia Provincial, que confirmó a sentencia previa, como autor de un delito de lesiones a la pena de un año de prisión y el pago a su víctima de 6.398,08 euros en concepto de responsabilidad civil.
El recurso de casación que acaba de presentar al Supremo pide que se tengan por vulnerados los derechos fundamentales señalados, cuya vulneración asegura que "ha sido reiterada a lo largo de la causa" y que se vuelva al momento inicial del procedimiento judicial.
En concreto, quiere que se vuelva al momento en el que la causa, que inicialmente se seguía contra él y otro sospechoso, se archivó en lo relativo al otro investigado. De esta forma, en ese momento procesal pide que el juzgado practique la prueba tecnológica de geolocalización de los teléfonos móviles de los dos investigados y de la víctima y que se celebre un nuevo juicio en el que considera que sí se respetarían sus derechos.
La sentencia del Juzgado de lo Penal luego confirmada por la Audiencia considera probado que el 4 de mayo de 2018 el joven luego agredido tuvo un incidente con una persona desconocida que se apoderó de su sudadera en un pub de Pontevedra y, al salir a la calle para recuperar la misma, fue agredido por un grupo de jóvenes que lo tiraron al suelo. Estando en el suelo, según consideraron ambos juzgados, Said B.B. "le lanzó una patada a la cara que impactó en el brazo izquierdo" de su víctima, que estaba intentando usar esta extremidad para proteger la cara.
El abogado del acusado, en su recurso, no pone en duda que pasasen esos hechos, sino que cuestiona su autoría y cree que la geolocalización del móvil de Said permitiría demostrar que él no fue. Ya pidió esta prueba en otros momentos del procedimiento judicial, ya desde el momento en el que se personó ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Pontevedra, que instruyó la causa, pero también ante el Juzgado de lo Penal y la Audiencia, y siempre se le negó.
Para argumentar la pertinencia de que pueda tenerse en cuenta esta diligencia hace referencia a numerosa jurisprudencia y a la "importancia que, hoy en día, tiene la geolocalización para resolver innumerables problemas" como el control de animales en peligro de extinción, control de pandemias como la actual de la covid-19, seguimientos policiales, balizas en vehículos o lanchas planeadoras y barcos. Alega, además, que dicha tecnología ha servido para resolver numerosos casos judiciales como los de la muerte de Diana Quer o la menor Asunta Basterra.
Frente a este posible prueba, critica que la Policía se limitó a tomar declaraciones a la víctima, a los investigados y a testigos involucrados en la pelea, a realizar un reconocimiento fotográfico, recoger mensajes de texto del teléfono del acusado que había intercambiado con su jefe y con otros empleados de la discoteca donde trabajaba "y nada más".
La versión del acusado desde el principio es que el día de los hechos, desde las 2.30 hasta la 7.00 horas de la madrugada, estuvo trabajando como camarero en una discoteca de la calle Sagasta, pero los testigos de la acusación insistieron tanto durante la investigación del caso como en el juicio que él fue el autor de la agresión, que se produjo sobre las 3.45 horas de la mañana en la puerta de un pub cercano a la plaza de abastos , esto es, a un kilómetro de su lugar de trabajo. Cree que con la geolocalización de su móvil podría demostrar que ese día a esa hora estaba trabajando y no en el lugar de la pelea.
La sentencia del Penal que le condena no cree demostrado que estuviese trabajando y sostiene que hay un "dato objetivo y ciertamente muy relevante" que desvirtua su versión: "el hecho de que el acusado siempre trabaja dado de alta en la Seguridad Social y casualmente ese día no estaba de alta, sin que ni él ni su jefe ofrecieran una explicación del motivo por el que ese día no se le hizo contrato".
Además, la sentencia insiste en que los testigos que él aportó no tienen "ninguna credibilidad" dada la "generalidad de sus afirmaciones, con un claro afán exoneratorio del mismo" y especifica que la "diligencia" evidenciada por el acusado en buscar testigos que avalaran su versión de que la madrugada de los hechos se encontraba trabajando en realidad es un hecho que "opera en su contra" ya que, habiendo cámaras de grabación en el local en el que trabajaba "de ser cierto que efectivamente se encontrara trabajando en la franja horaria que dice, lo probaría fácilmente con la exhibición de las grabaciones", sin necesidad de tanto despliegue de testigos.
Esas grabaciones se borran días después de forma automática, pero el juzgado sostiene que "al menos nueve días después de los hechos ya sabía que lo estaban investigando por los mismos, lo que permite inferir racionalmente que en ese momento las grabaciones todavía estarían a su alcance".