Turnos, colas, higiene nervios y alegría en la vuelta al cole de la Educación Primaria
Por Manu Otero & Mónica Patxot
Los miedos, la presión y la incertidumbre que envolvían la vuelta al cole en esta época de Covid-19 ya son historia. Este jueves las aulas se llenaron de nuevo de niñas y niños que vuelven con alegría e ilusión a los colegios que abandonaron de forma prematura en el mes de marzo. Lo hacen, maestros y alumnos, conscientes de que el virus sigue ahi, por eso el compromiso de toda la comunidad educativa en el cumplimiento de las normas de seguridad e higiene es máximo.
"Es increíble, parece una película", comentaba la madre de una alumna del CEIP Praza de Barcelos a otra mientras aguardaban junto a sus hijas el turno para entrar al colegio. al mismo tiempo que observaban la ceremonia, que habrá que repetir cada día, de entrada al centro.
Los escolares, sus padres y los profesores fueron llegando de forma progresiva a sus centros educativos. Mientras esperaban la hora para entrar, los reencuentros después de tantos meses sin verse se sucedían. El saludo con el codo está ya implantado hasta en los más pequeños que no tardaron nada en ponerse a jugar y correr mientras sus padres intercambiaban impresiones acerca de esta nueva normalidad.
La hora de entrar se acercaba y los profesores tomaron el mando para comenzar a organizar colas por cursos y con distancia de seguridad. Divididos por grupos y cursos, los alumnos formaban en fila india mientras atendían las explicaciones de sus maestros. "Vamos a ir entrando, nos lavamos las manos con gel y entramos en las aulas sin tocar las paredes ni los pasamanos", repetían los docentes.
Con la expcepción del popular y divertido profesor Rafa Córdoba que, sin megáfono y con la intención de romper con la tensión de este extraño primer día de curso, animaba a los pequeños con ingeniosas rimas: "Yo tengo la vacuna. Vacuna matata", cantaba arrancando una sonrisa a unos padres muy preocupados por el inicio del curso en estas circunstancias.
Ya en el interior del centro, los estudiantes fueron ocupando sus pupitres. La disposición de las clases es diferente a la de años anteriores. Los más pequeños comparten mesa, pero la distancia entre ellos es mayor, mientras que los mayores tienen una mayor separación entre ellos. En algunos casos colocan pupitres vacíos entre mesas para asegurar que se cumple el metro y medio reglamentario de separación.
Lo que no puede evitar ningun pupitre ni distancia de seguridad es la emoción del reencuentro entre amigos. Sin abrazos ni contacto, los escolares intercambiaban con entusiasmo sus vivencias de un verano tan atípico. Los maestros intentaban hacerlos callar para comenzar la clase, pero "es que teníamos muchas ganas de volver a estar aquí", resumía un pequeño el sentir general de toda la comunidad educativa.
La presencia de geles de manos y productos de limpieza en las aulas es otra de las novedades de un nuevo curso que ya está en marcha con nuevas rutinas que deben ser asimiladas y seguidas de forma estricta para que la pandemia no arruine también la vuelta a las aulas.
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