Denuncian la okupación de una casa en Salcedo: "Lo más sangrante es que tienes que ser tú la que demuestre que es tu casa"
Por Natalia Puga & Cristina Saiz
Ángeles Durán se mueve entre la indignación y la frustración desde hace semanas. Ambas tienen el mismo desencadenante: un grupo de okupas se ha adueñado de la vivienda de un familiar de edad avanzada, todos sus intentos por que la abandonasen han sido infructuosos y se ha visto obligada a iniciar un proceso judicial para lograr desalojarlos.
El escenario de esta okupación es la vivienda del número 35 de A Ruibal, en la parroquia de Salcedo. Su propietario, familiar directo de Ángeles, no vive en ella desde hace año y medio y ella, que reside a unos 200 metros, solía pasar por delante cada cierto tiempo y comprobar que todo iba bien, pero no se percató de que había un grupo de okupas dentro hasta que era demasiado tarde.
Si los okupas llevasen en el inmueble menos de 48 horas, podría llamar a la Policía y que les desalojasen sin orden judicial, pero ella no se enteró hasta, al menos, cinco días después y, cuando los okupas ya habían cambiado la cerradura tanto de la puerta como del portal, ambos forzados para entrar.
Los propios okupas se ocuparon de hacer bien las cosas y durante los primeros días permanecieron en el interior y con las ventanas cerradas y solo cuando ya había pasado el tiempo prudencial empezaron a hacer vida en el exterior, según relata Ángeles. Además, algunos vecinos de la zona vieron cómo un grupo de jóvenes saltaba el cierre de la vivienda y otros empezaron a ver luz en la casa, pero nadie avisó a su dueño ni a su familia hasta que una vendedora de pescado se lo comentó a Ángeles.
Ya era tarde. Ahora, la única vía que tiene para lograr recuperar la casa es la judicial y ya ha asumido que se prolongará durante meses o incluso años. De ahí su frustración, pues sabe que "no puedes hacer nada porque el problema lo vas a tener tú" y está con las manos atadas hasta que todo se resuelva en los tribunales. Incluso unos días después un vecino llamó a la Policía Nacional, pero, cuando llegaron, los agentes confirmaron que sin orden judicial, no podían hacer nada.
La actitud de los okupas tampoco ayuda, pues no tienen intención de abandonar la casa. Este martes, a preguntas de PontevedraViva, confirmaron que habían okupado la casa, que eran siete personas viviendo allí y que pensaban quedarse.
Uno de ellos, Cristian, que se mueve en silla de ruedas, atendió brevemente a este periódico y dijo que, tras "poco tiempo" allí, "mes y medio", piensan quedarse en la casa porque "no tenemos otra". Él mismo "vengo de estar en los caminos", explicó, pero descartó dar más explicaciones y remitió cualquier pregunta a un compañero de okupación que no estaba en la casa en ese momento, a modo de portavoz, de nombre Alberto.
La familia, mientras tanto, ya ha presentado la demanda y ahora tan sólo les queda esperar. "No puedo ni vaciar el buzón", se lamenta Ángeles, pero también se frustra al saber que no puede cortarles el agua ni la luz y ni siquiera intentar que se vayan por ningún medio, pues "podrían incluso denunciarnos por acoso". Ángeles, que entiende que se hay casas vacías y la gente necesita donde vivir se le faciliten las cosas, no comprende, no obstante, que se hagan así las cosas y que "por ley no puedes hacer nada".
La indignación le llega por la forma en la que se produjo la okupación y que ahora los siete jóvenes que viven en la casa de su familiar tienen todos los derechos y ellos, tan sólo problemas. También le genera "impotencia", pues "yo mañana me voy tres días de mi casa y sualquiera se puede meter dentro".
De todas maneras, "lo más sangrante es que tienes que ser tú la que demuestra que es tu casa", señala indignada, en referencia a que ahora que ellos ya han cambiado la cerradura y llevan allí mes y medio, es el dueño el que tiene que ir al juzgado para demostrar que es el legítimo propietario y que los nuevos moradores sean expulsados.
En este caso, además, toda la documentación que demuestra la titularidad estaba en la propia vivienda y en los primeros días de okupación Ángeles presenció cómo los jóvenes sacaban montones de papeles al exterior de la casa y se deshacían de ellos. Ahora ya han logrado reunir de nuevo la documentación, pero la indignación no para de crecer.
Además, la familia es consciente de que el proceso va para largo también por la propia actitud de los okupas. Según relatan, además de sacar toda esa documentación al exterior, han visto cómo en estas últimas semanas hacían limpieza dentro y fuera de la vivienda.
"La están preparando para quedarse mucho tiempo", está convencida esta vecina de Salcedo, que reconoce que "la casa está mucho mejor ahora", pues han limpiado el acceso que lleva mes y medio sin adecentar y cree que también dentro han hecho limpieza, tirando objetos que no le valían como vajilla vieja, muebles o puertas.
Igual que está convencida de que la casa está en mejores condiciones, también de que los okupas se han quedado supuestamente con posesiones de su familiar. Así, él le relató que había dinero en la casa y también una caja fuerte con objetos de valor. También había comida, vino y una moto en el bajo que guardaba en el bajo de la casa.
De momento, no hay rastro de esa moto y los okupas salen de la casa y van a hacer la compra caminando o en alguna de las dos bicicletas que guardan en la entrada de la casa. Para protegerse, cuentan con cinco perros. O más, pues "la familia crece día a día". Al principio eran tres okupas y un perro y ahora, siete humanos y cinco canes parapetados sin intención de irse.
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