Los 'buenos augurios' del fin de campaña de Feijóo con las campanas de San Francisco de fondo
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
A las 12 repicaron las campanas de la iglesia de San Francisco. Nada extraordinario en el funcionamiento del templo, un día más, pero no todos los días son iguales y este viernes su sonido tuvo una interpretación bien distinta de la habitual. A tan sólo unos metros, en las escaleras del antiguo edificio de Hacienda, Alberto Núñez Feijóo protagonizaba uno de los siete actos que tenía programados para la última jornada de la campaña electoral y escuchar cómo repicaban le dio ánimos.
"Poder falar tocando as campañas son bos augurios", señaló, sin ocultar la sonrisa. Con ese son de fondo, coronó su mensaje de llamar al voto masivo del electorado a su formación para seguir por el buen camino que le dio a Galicia en sus últimos 11 años de gobierno.
Ni hecha a propósito habría logrado el candidato del PP tan buena coincidencia, pues las campanas empezaron a repicar en un momento en el que empezaba a glosar sus aportaciones de estos años a Pontevedra, en una legislatura que fue también en la que "máis se investiu" en el municipio, con una inversión que "xa se nota, xa se ve, xa se pode disfrutar" en actuaciones como la estación intermodal, el edificio de la Xunta en Benito Corbal o la licitación del Gran Montecelo. Y todo mientras sonaban de fondo. "Unha lexislatura de xúbilo, por iso tocan as campás neste momento", añadió él.
Fue el colofón a un discurso en lo que habló en tono victorioso en relación con los logros de su gobierno, pero en el que no olvidó las alusiones constantes que lleva haciendo toda la campaña a la situación de alerta sanitaria. Estas elecciones, insistió, llegan en un momento "decisivo" porque es necesario acreditar muchas cosas, sobre todo, seguridad para los próximos años y experiencia y gestión porque "estamos nun momento onde conflúen todas as malas noticias".
Feijóo ha puesto el uniforme de campaña y no lo quitó ni para su paseo posterior por la calle Benito Corbal y la plaza de Barcelos, donde las restricciones de la pandemia y la barrera de las mascarillas redujo el número de personas que se le acercó -en la anterior normalidad, era difícil que diese diez pasos sin parar a saludar-, pero sí aprovechó para relajarse con sus personas más cercanas en Pontevedra en un lugar inusual para un presidente de la Xunta, el bar Cañón de Pau de Barcelos.
Lugar de parada habitual del vicepresidente de la Xunta y también candidato Alfonso Rueda, este viernes recibió la visita de Feijóo; el presidente local del partido, Rafa Domínguez; y otros pesos pesados del PP a nivel local, la ex ministra Ana Pastor, la ex presidenta del Parlamento de Galicia Pilar Rojo, o los también candidatos Lupe Murillo, Xosé Manuel Cores Tourís y Guille Juncal. Algunos pidieron una Estrella y otros agua o Coca-Cola y todos disfrutaron de la empanada y del momento de ‘break’ de Feijóo. Ya con las fuerzas repuestas, retomó la maratoniana jornada.
Desdeel idílico paraje de los jardines de Casto Sampedro, con la Ferrería a un lado, San Francisco al otro y el edificio de Hacienda al frente, ya había dejado los mensajes claros que había elegido para el día, que no eran otras que alertar de las "demoledoras" noticias que la pandemia trae para las expectativas de los trabajadores y de Galicia en general desde el punto de vista de competitividad y de la seguridad y presentarse como la solución a ese futuro incierto post Covid-19.
Llegó Feijoó a Pontevedra en esta última parada antes de que el domingo 12 toque ir a votar para pedir el voto y para insistir en que tan sólo el que se deposite en la urna con la papeleta del PP será bueno "para Galicia, para a seguridade de Galicia e para a vitoria dos galegos" Temeroso de que el miedo al coronavirus aparte a los votantes de los colegios electorales hizo un llamamiento a todas las personas que a esa misma hora, el mediodía, llenaban las terrazas, comercios y calles de Pontevedra para que "presten 15 minutos a Galicia e vaian votar".
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