Forenses en un caso de abusos a una menor: "no empiezan los abusos con una penetración, es algo progresivo"
Por Natalia Puga
Nueve forenses diferentes prestaron declaración este jueves ante la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra para poder fin a un juicio por un caso de abusos sexuales cuya celebración había empezado justo antes de la declaración del estado de alarma.
Fue el último ante el tribunal provincial antes de la suspensión de todos los actos judiciales y habían quedado pendientes las pruebas periciales, que se aplazaron por la pandemia. Este jueves, tras realizarse, ha quedado visto para sentencia y sobre la mesa una petición del fiscal de que el acusado sea condenado a 19 años y diez meses de prisión por presuntamente abusar sexualmente de una menor de 14 años que sufría un retraso madurativo.
El juicio, celebrado con todas las medidas de seguridad previstas en los protocolos activados por la pandemia del coronavirus, incluyó declaraciones de siete forenses por videoconferencia y dos de forma presencial, precisamente las dos propuestas por la defensa del acusado, que contradijeron los informes oficiales realizados inicialmente sobre la víctima y el acusado.
En cuanto a los informes oficiales, todos los forenses se ratificaron en ellos. Dos del Instituto de Medicina Legal de Galicia confirmaron que el relato de la víctima es creíble y no notaron en él "motivación espuria" ni "influencias externas" sino que realizó un relato "descriptivo" en que pueden confirmar que no es fruto de "un testimonio elaborado por trabajo terapéutico".
El abogado defensor y el propio acusado en su declaración cuestionaron las posibles mentiras o dobles intenciones de la víctima, pero las forenses explicaron que siempre tienen en cuenta esta posibilidad y que, en este caso, "no se ha encontrado ninguna influencia" externa.
Los hechos ocurrieron en el año 2017, cuando la víctima, que padece un retraso madurativo con un grado de discapacidad del 35%, tenía 14 años de edad y pasó el verano en compañía del procesado y su esposa en Mondariz. La menor se encuentra en situación de acogida y los acogedores, su hermano y su esposa -hija del acusado-, la habían enviado a casa del procesado junto con su propio hijo menor de edad, nieto biológico del acusado, a pasar el verano.
Según las forenses del Imelga, la chica es "extremadamente vulnerable", procede de un contexto familiar desestructurado, sufrió acoso escolar por su discapacidad y tiene escasa autoestima. Con ese punto de partido, el acusado "empezó a prestarle atención", le dijo que le gustaba y mostró interés, de modo que "en ese contexto se crea una situación de abuso, que es progresiva".
Así, según las forenses, ella llegó a pensar que tenían una relación sentimental equiparable al noviazgo y en ese contexto se produjeron diversos episodios de tocamientos y relaciones sexuales y un intercambio de mensajes subidos de tono y fotos desnudos por WhatsApp. El fiscal atribuye al acusado un delito continuado de abusos sexuales con penetración sobre menor de 16 años del artículo y otro delito continuado de elaboración de pornografía infantil sobre menor de 16 años.
Tras ser descubierta por sus familiares y denunciarse los hechos ante la Guardia Civil, la menor, ya ante los forenses, mostró "sentimiento de vergüenza o culpa" y comportamiento de "desaprobación" hacia sus propios hechos. Según las especialistas, ese es "un elemento de credibilidad", que se suma a un relato cronológico, con detalles y creíble de la chica que les hace concluir que se trata de un caso de abusos continuados. "No empiezan los abusos con una penetración, empiezan de otra manera, es algo progresivo", argumentan.
Las forenses aportadas por la defensa, sin embargo, cuestionan ese relato e insinúan que no es válido sino que es "estereotipado, estudiado, contaminado", con detalles que "podrían ser una elaboración posterior de la menor". Añaden que podría estar contaminado porque la chica reconoció que el día anterior a declarar ante los forenses estuvo con su psicóloga preparando la entrevista. Esta psicóloga también declaró en la vista y negó tal circunstancia.
Las forenses de la defensa realizaron su informe en base a las entrevistas realizadas previamente a la menor y grabadas y creen que "no se cumplen los criterios para determinar si es creíble o no". En todo caso, durante su declaración, y a preguntas de las partes, acabaron reconociendo que "no" pueden afirmar que la menor miente.
Tras las declaraciones de los forenses, el fiscal cambió ligeramente el relato de hechos que realizaba en su escrito de acusación inicial para incluir más detalles de cómo ocurrieron los hechos, pero mantuvo sus conclusiones y su petición de condena.
También mantuvo sus conclusiones el abogado de la acusación particular, pero quiso cambiar las suyas el letrado de la defensa, que que pide al tribunal que tenga en cuenta una circunstancia atenuante eximente completa relativa a que se produjo un "consentimiento libre de la menor" que sería de aplicación porque en este caso se da un "similar desarrollo del acusado y la menor". Al respecto, el letrado insiste en que existe un "desfase entre la edad cronológica y mental" del procesado, si bien ningún perito judicial elaboró ningún informe al respecto.
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