La noche pontevedresa, pendiente de la Xunta, que decidirá su apertura si Galicia pasa el día 8 a la fase 3
Por Manu Otero
Una mezcla de desconcierto, enfado y alivio. Una avalancha de sentimientos y reacciones contradictorias desató en el seno del ocio nocturno pontevedrés el último bandazo del Gobierno en sus planes para la desescalada. Los pubs de la capital estaban preparados para volver a abrir sus puertas el día 8 de junio. Unos estaban deseosos, algunos lo harían obligados por la necesidad de volver a facturar y otros tenían serias dudas.
Pero todos esos planes se fueron al traste este fin de semana. O no. Porque el BOE retrasa a la fase cuatro la apertura de este tipo de locales, pero el presidente Pedro Sánchez desveló el domingo que serán los presidentes de las comunidades autónomas que pasen el próximo lunes a la fase 3 los que regulen su propia desescalada. Es por ello que los hosteleros tendrán que seguir esperando para saber cuándo podrán abrir.
"Lo veo coherente", reconoce Iván Parada, socio del Bazaar, en la plaza do Teucro. "Es normal que no se abra aún, ningún local en Pontevedra reúne las condiciones que se exigen, no sería viable ni rentable", matiza en referencia a la necesidad de adaptar los locales y contratar más personal y siendo consciente de la necesidad de muchos empresarios, acorralados por la falta de ingresos, de retomar la actividad.
"Tienen que ayudarnos", ruega Julio Barral, propietario de los locales Fetiche, Patrimonio y Aranda en la zona vieja de Pontevedra. "El día 14 se cumplen tres meses sin ver un duro", subraya el empresario, quien denuncia que la obligación de pagar tasas como la basura, el agua o a la SGAE se mantiene a pesar de que se haya retrasado el cobro. Pero es la negativa de muchos arrendadores a condonar, fraccionar o aplazar el alquiler lo que está dejando a estas empresas al borde del abismo.
Aunque no todos están siendo tan poco solidarios. "Estamos superorgullosos de nuestro casero, nos dijo que hasta enero no paguemos y que a partir del próximo año ya estudiaremos como solucionar la deuda, pero que estemos tranquilos que seguro que no la vamos a tener que pagar toda", afirma agradecido el dueño de un local de la zona vieja.
Aun así, el sentimiento general del ocio nocturno es de confusión. No comprenden por qué se consienten agrupaciones en las calles, en playas, en casas o en terrazas y ellos tienen que permanecer cerrados. "La precaución siempre tiene que existir, y más hablando de una pandemia como esta, pero viendo la situación en las calles, con aglomeraciones. Creo que deberían tomar ya una decisión para que podamos trabajar. Llevamos tres meses sin poder hacerlo, la urgencia es total", remarca Manu Rey, dueño del Pasaje 2.0.
"Si cumplimos las medidas, ¿por qué no vamos a poder abrir?", cuestiona Barral, que propone como medida provisional sacar las barras a la calle de forma estrictamente regulada y controlada. "Por lo menos para generar algo de dinero e ir tirando", sugiere en lo que es una llamada de socorro a las administraciones para que no dejen morir a un sector que supone una importante ayuda económica para muchos pontevedreses.
"Para mis empleados es un segundo trabajo, y lo necesitan", añade Parada.