El 2020 no está siendo un año normal, pero si lo fuese, los Concellos de las Rías Baixas deberían estar ya metidos de lleno en el proceso de contratación de socorristas para la campaña de verano. Por problemas burocráticos, administrativos y económicos, muchos gobiernos locales retrasaban este trámite, "pero este año está yendo muy lento, muy pocos convocaron plazas y hay algunos que todavía no han dicho que las vayan a sacar", alerta el presidente de la Asociación de Socorristas Profesionales de O Morrazo, Javier Vázquez.
La incertidumbre generada por la crisis sanitaria trastocó todos los planes y desde la asociación temen que pueda afectar a la contratación y a los usuarios de las playas. Para llegar a tiempo al 1 de julio, fecha límite para no perder la bandera azul, "tendrán que acortar pruebas o pedir menos requisitos", plantea Vázquez. A pesar del retraso acumulado, en el colectivo tratan de ser optimistas y esperan que "haya un acelerón y se pongan a contratar".
Una vez inicien el proceso, muchos concellos están a la espera de conocer la cuantía que cada año les concede la Xunta para decidir cuántos socorristas, se encontrarán con otro problema recurrente: la falta de profesionales. "Si esto sigue retrasándose, al que le surja otra oportunidad laboral va a dejar la playa", alerta Vázquez, quien también contempla el escenario contrario. "Algún antiguo compañero que esté en un Erte puede decidir volver".
En las últimas campañas fueron muchos los concellos que tuvieron que publicar varias ofertas de contratación para completar sus plantillas. Algunos como Marín lo lograron bien entrado el mes de julio, otros como Nigrán, tuvieron que renunciar a sus banderas por no disponer del número mínimo de vigilantes exigido por Adeac, entidad que concede los distintivos.
Otra de las novedades que traerá este verano tan poco común a las playas de la ría es la figura del vigilante de apoyo. El Concello de Sanxenxo anunció que contratará a 26 trabajadores de esta clase para controlar el aforo de los arenales y velar por que se respeten las distancias de seguridad. Desde el colectivo de socorristas profesionales rechazan la idea de contratar a personas sin formación para hacer labores de vigilancia en las playas. "Debe haber socorristas o sanitarios", exige Vázquez, quien sí vería con buenos ojos la idea de "colaborar con auxiliares de Policía Local para controlar los aforos, pero el socorrista no debe asumir funciones que no le corresponden".
La nueva normalidad que llegará después de las fases de desescalada ideadas por el Gobierno obligará también a los socorristas a revisar sus protocolos de actuación. "Nuestra forma de trabajar va a tener que cambiar", asumen desde Aspom. Las reanimaciones ya no serán con boca a boca sino con bala de oxígeno, las atenciones menos graves, "como rozaduras o picaduras de faneca", tratarán de evitarse; los trabajadores tendrán que desinfectar los materiales e instalaciones a diario y la mascarilla, "de las que impiden contagiar y ser contagiado", pasarán a ser obligatorias, relatan.