Malestar por la "baja" condena por una denuncia falsa de violación en Monte Porreiro: "No quiero el dinero, pero quiero el castigo"
Por Natalia Puga
Malestar entre las víctimas por la sentencia contra una menor de Marcón como autora de dos delitos de denuncia falsa por haber presentado, junto a su madre, varias denuncias falsas por violación, amenazas y allanamiento de morada contra tres vecinos de Monte Porreiro de 16, 20 y 22 años. La condena implica su asistencia a un centro de día durante 12 meses y el pago de diversas indemnizaciones y la madre de dos de los chicos afectados cree que es "baja".
María Antonia Portela considera que esta condena, que ya es firme, implica que "el juicio salió casi a favor de ella" porque la indemnización "no es justa" y no les resarce del "daño que nos causaron", pero, sobre todo, porque, en realidad, apenas supone un cambio para la vida de la menor, pues "ya estaba en un centro, estaba viviendo en Príncipe Felipe, no le meten ninguna condena".
La sentencia ha provocado "rabia" en sus hijos y también en María Antonia, que, junto con Raquel Diaz, madre del otro menor denunciado en falso, lleva casi tres años denunciando la situación y que sus hijos fueron víctimas de una denuncia falsa que les ha causado "mucho daño".
"No quiero el dinero, pero quiero el castigo, que nos lo hizo a nosotros, pero mañana se lo puede hacer a otra persona", critica esta madre de Monte Porreiro, que añade que el daño causado ya no se podrá reparar, pero "lo que a nosotros nos valía era el castigo y ni eso".
El fallo judicial implica el pago de diversas indemnizaciones a los jóvenes a los que denunció, 1.200 euros a uno, 700 a otros y 600 al menor. Estos pagos deberán hacerlo, en su nombre, sus padres, pero, según denuncian las víctimas, ese dinero nunca lo van a recibir, pues "son insolventes". En todo caso, insiste en que la suya no es una reivindicación económica, "no es por el dinero, es por lo que estuvimos pasando".
Entre otras cuestiones, discrepan con la sentencia en que tan solo condena a la menor, pero no a su madre, cuando María Antonia sostiene que, en cuanto su hija le dijo que la habían violado, la llevó al médico y la conclusión del examen fue que no se había producido tal agresión, pero, pese a todo, denunció a los tres jóvenes.
"Lo hizo con maldad", sostiene María Antonia, que tampoco está de acuerdo con que se aplique a la menor una circunstancia atenuante porque presenta un retraso mental leve y un patrón desadaptativo de personalidad que le provoca una afectación parcial de la capacidad volitiva, pues está segura de que "sabía muy bien lo que estaba haciendo cuando creó cuentas falsas de Instagram e hizo que eran de mi hijo".
Así, recuerda que "se escondió en el baño de la Comisaría para publicar e hizo llamadas falsas desde el móvil de la madre" y le atribuyó a sus hijos una violación y a uno de ellos también amenazas y allanamiento de morada y cree que la madre estaba al tanto de todo.
Dado que esta mujer no fue condenada, cree que, una vez que su hija reconoció que se había inventado los delitos, "debería, por lo menos, pedir perdón públicamente", pues, para añadir mayor dolor, la madre se ha mudado recientemente a un edificio próximo al de María Antonia y sus hijos y "tengo que verle la cara todos los días".
Esta joven se sentó en el banquillo de los acusados del Juzgado de Menores de Pontevedra el año pasado junto a su madre (como responsable civil subsidiaria) por presentar varias denuncias falsas. Todas las denuncias fueron archivadas por diversos juzgados y la joven llegó a reconocer finalmente que no había sucedido nada, pero el caso llegó a juicio porque las familias de los chicos denunciaron a madre e hija.
La sentencia considera probado que en septiembre de 2016 la menor denunció a los tres jóvenes inventando delitos de agresión sexual que aseguraba que se habían producido en el verano del año 2015, sin poder concretar la fecha exacta, en el domicilio de los dos acusados mayores de edad en Monte Porreiro. Aseguraba que, tras amordazarla y sujetarla físicamente, los tres la habían violado.
También en septiembre de 2016, según declara probado la sentencia, la menor creó una cuenta de Instagram con el fin de enviarse mensajes a ella misma bajo la apariencia de ser uno de los jóvenes a los que acusaba, escribiendo mensajes en los que figuraban expresiones constitutivas de delitos de amenazas, y en los que se autoinculpaba de haber entrado en su vivienda, cometiendo delito de allanamiento de morada.
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