Antonio Manuel, usuario de un perro-guía: "Si nos quieren ayudar que nos hablen, pero que no nos agarren"
Por Alejandro Espiño
Desde hace apenas un año a Antonio Manuel Villanueva su perro Spike le acompaña a todas partes. Para él, este labrador negro es mucho más que mera compañía. Son sus ojos. Gracias a él puede mantener una autonomía plena y seguridad en sus desplazamientos por Marín.
Antonio Manuel es uno de los diecisiete ciegos que, actualmente, cuentan con un perro-guía adiestrado por la ONCE en la provincia de Pontevedra. Para él, es el tercero que tiene en su vida. Y, sin duda, el que le ha supuesto un mayor desafío.
No por el propio animal, con el que su dueño está "encantado" sino porque la pandemia del coronavirus ha complicado la adaptación del perro a su nuevo entorno y el aprendizaje que debe realizar para reconocer el territorio por el que ha de moverse.
"El perro está bien porque yo vivo en una casa con finca y tiene espacio para moverse", explica Antonio a PontevedraViva. El problema vendrá, según reconoce, cuando ambos puedan salir de casa porque "lleva un mes sin hacer su función", por lo que "habrá que empezar de cero".
Este profesor jubilado entiende que Spike "se ha olvidado de su trabajo" y cuando tenga que volver a guiarle "le va a costar" porque la zona en la que viven "no es fácil".
Antonio Manuel y su familia residen en una zona rural en la que "no hay aceras para bajar a Marín" y los coches complican todos sus desplazamientos. "Al llegar a la ciudad ya no hay tanto problema, aunque a Marín le falta mucho para ser accesible", relata.
A mayores, señala, las normas de conducta que se han impuesto por la alerta sanitaria del COVID-19 complican aún más las cosas.
Ni las personas ciegas ni sus perros tienen capacidad para conocer la distancia de seguridad de dos metros que recomiendan las autoridades para evitar posibles contagios. Para ello, necesitan la ayuda de otras personas, pero eso también debe cambiar.
"La gente no está acostumbrada y lo primero que te sale para ayudar a un ciego es agarrarle de un brazo y llevarlo hacia adelante", detalla Antonio Manuel, un comportamiento que ahora debe cambiar por seguridad.
En las distintas situaciones diarias que se produzcan, "nos tienen que indicar las cosas con la voz y no con tacto", de forma que ellos también puedan cumplir con la normativa vigente en materia sanitaria. De lo contrario, se expondrían al contagio del COVID-19.
Además, Antonio Manuel alerta de otra dificultad añadida, esta otra ya sin relación alguna con su perro-guía. La compra de alimentos por internet es, para ellos, "un caos", ya que si resulta problemática para cualquiera "para nosotros aún más".
Las páginas de los supermercados y firmas de alimentación, en su gran mayoría, "no son accesibles" para personas con discapacidad visual, lo que supone "un doble o un triple problema" para este colectivo porque "en otoño va a volver a pasar esto".
"Hemos aprendido estos días que debemos potenciar la vida digital, pero hay que hacerlo para todos", añade el profesor marinense, que confía en que las cosas cambien pronto y también se tenga en cuenta a las personas ciegas a la hora de diseñar la estrategia digital.
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