Trabajadores de la prisión de A Lama lanzan un SOS: "Necesitamos mascarillas y guantes"

A Lama
22 de marzo 2020

Los representantes de ACAIP-UGT, ATP, CIG, CCOO y CSIF explican que el centro tenía cerca de diez mil mascarillas en stock, que habían sido adquiridas de forma previsora ante la inminencia de la pandemia, pero, a raíz de la aplicación del estado de alarma, estas existencias fueron destinadas en su mayoría a otros lugares donde eran más necesarias 

Centro penitenciario de A Lama
Centro penitenciario de A Lama / Cristina Saiz

"Necesitamos mascarillas y guantes". Es el llamamiento que han hecho este domingo los representantes de los trabajadores del centro penitenciario de A Lama, ante la "difícil situación" que, según denuncian, se vive en la prisión, a consecuencia de la pandemia del coronavirus. 

Los representantes de ACAIP-UGT, ATP, CIG, CCOO y CSIF explican que el centro tenía cerca de diez mil mascarillas en stock, que habían sido adquiridas de forma previsora ante la inminencia de la pandemia, pero, a raíz de la aplicación del estado de alarma, estas existencias fueron destinadas en su mayoría a otros lugares donde eran más necesarias y quedaron en la prisión menos de dos mil.

Los sindicatos no critican esa distribución de materiales a otros lugares donde sea más necesarios, tales como instalaciones sanitarias, pero sí lanzan una petición para recibir donaciones porque el stock que les quedó "se están agotando" y ya no se les proporcionan más "en previsión de que un brote de coronavirus obligue a su uso intensivo por internos y trabajadores".

La situación actual es de "máxima preocupación y tensión", debido a que los trabajadores no disponen de mascarillas ni guantes suficientes para los próximos días, de ahí que hagan un llamamiento a las empresas, fabricantes o almacenes que puedan proporcionar mascarillas y guantes de nitrilo. "El nuestro es un servicio público esencial de alto riesgo, y en estos momentos, más que nunca, necesitamos medios para poder garantizarlo", añaden.

Según relatan, en un primer momento recibieron indicaciones de que no necesitaban usar EPIS, e incluso estaba contraindicado utilizarlos porque "podría generar una sensación de alarma entre la población reclusa". Esta postura es, para los sindicatos, "delirante" y "contraria a las recomendaciones médicas, y a la propia experiencia de los trabajadores penitenciarios".

Así, señalan que los internos están bien informados y saben perfectamente que si nosse les permite comunicar con sus seres queridos por el riesgo de contagio, en buena lógica todo el personal procedente del exterior y que esté en contacto con ellos tendría la obligación de utilizar protección para evitar contagiarlos. 

Para justificar su petición de donaciones explican que un centro penitenciario puede ser un lugar terrible para la propagación de la enfermedad y que tiene la ventaja relativa de ser un espacio aislado, con una población reclusa, en su mayoría, disciplinada y acostumbrada al confinamiento, de modo que, haciendo las cosas bien, deberían sentirse protegidos. También llaman la atención sobre el hecho de que en las prisiones hay un alto porcentaje de personas inmunodeprimidas, que han sufrido toxicomanías y otras patologías, lo cual podría tener consecuencias fatales.