El médico de Montecelo que abusó de tres pacientes evitará entrar en prisión y ya no volverá a ejercer
Por Natalia Puga & Cristina Saiz
Un médico especialista en rehabilitación del Servicio de Rehabilitación del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra ha llegado a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía Provincial por el que, tras reconocer que abusó de tres pacientes, evitará entrar en prisión.
El facultativo debía sentarse este martes en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial por tres delitos de abuso sexual, pero evitó la celebración del juicio tras aceptar los hechos y beneficiarse de una importante reducción de la pena. Además, evitó exponerse ante los medios de comunicación, pues la conformidad se ratificó a puerta cerrada, una posibilidad que recoge la ley cuando la pena conformada es tan baja, pero que no siempre se utiliza por parte de los tribunales.
El fiscal pedía inicialmente que por uno de los delitos fuese condenado a ocho años de prisión por los otros dos a dos años y medio cada uno, esto es, en total, trece años de pena. Finalmente, por el primer delito la condena que ha aceptado ha sido de dos años de prisión y por cada uno de los otros dos, nueve meses de multa a razón de una cuota de 20 euros diarios, esto es, 5.400 euros por cada delito.
Además, la sección segunda de la Audiencia Provincial dictará una sentencia condenatoria en la que se le impondrá la medida de libertad vigilada durante tres años y otros tres años de prohibición de aproximarse a cada una de las víctimas, en una distancia inferior a 200 metros y prohibición de comunicarse con ellas por cualquier medio.
Como última medida, quedará inhabilitado para el ejercicio de la profesión de médico durante dos años, lo que, en la práctica, supondrá que no vuelva a ejercer, pues en la actualidad este facultativo tiene 63 años y, tras la medida, ya estará en edad de jubilación.
El fiscal jefe de la Audiencia, Juan Carlos Aladro, explicó, tras alcanzar esa conformidad, que tuvo en cuenta dos circunstancias atenuantes. La primera fue de dilaciones indebidas, pues los hechos ocurrieron entre 2014 y 2015, y la segunda, reparación del daño, pues el acusado ya pagó las indemnizaciones a sus víctimas. En concreto, abonó 12.000 euros, 6.000 a una de ellas y 3.000 a cada una de las otras dos en concepto de daño moral.
La Fiscalía ya había intentado llegar a un acuerdo con el acusado previamente, pero no había sido posible hasta el día previsto para el juicio. Para impulsar esa conformidad, se tuvo en cuenta que el acusado reconoce los hechos y que, de esta forma, las víctimas no tendrán que enfrentarse al momento de repetir el relato de los abusos sufridos delante del tribunal en la sala de vistas, la que sería ya la quinta vez que relatarían los hechos.
El médico reconoce que el 17 de septiembre de 2014 atendió en la consulta del Hospital Montecelo de Pontevedra a una paciente derivada de traumatología por artrosis cervical y epicondilitis del codo derecho a la que, tras preguntarle por su estado civil, le examinó el codo y las cervicales y seguidamente, "movido por la intención de satisfacer sus deseos sexuales y aprovechando la facilidad que le ofrecía la relación médico-paciente", le indicó que se acostase en la camilla y le realizó tocamientos en las zonas íntimas no justificadas por la zona en la que presentaba dolor.
Al día siguiente, atendió en su consulta del Hospital Provincial a otra paciente derivada desde el servicio de dermatología por presentar sensación de cansancio en las piernas como consecuencia de un tratamiento que seguía. También a ella le pidió que se desnudase e "movido por la intención de satisfacer sus deseos sexuales y aprovechando la facilidad que le proporcionaba la relación médico-paciente", le realizó los mismos tocamientos.
El 19 de enero de 2015 atendió en la consulta del Hospital Montecelo a la tercera víctima, derivada por el servicio de traumatología por presentar dolor en pie izquierdo y trapecios. En su caso le palpó los pechos. Esta mujer regresó a una segunda consulta y le realizó tocamientos en los pechos.
Las tres mujeres se sintieron incómodas por el comportamiento del procesado y solicitaron al Servizo Galego de Saúde el cambio de especialista. Tras esa petición, se inició una investigación interna que acabó en la Fiscalía y llegó a juicio.