Rosa Cobo: "No hay industria del sexo ni turismo sexual, es la industria de la explotación sexual. Es una actividad criminal"
Por Redacción
Analizar lo que significa para el cuerpo de las mujeres la prostitución, los vientres de alquiler, la trata o la pornografía. Ese fue el hilo conductor de la jornada "Mercantilización del cuerpo de las mujeres" que la Escuela de Igualdad María Vinyals, impulsada por la Deputación de Pontevedra, organizó este miércoles en el castillo de Soutomaior.
La jornada que comenzó con un "recuerdo de justicia y desagravio", como la definió la presidenta provincial Carmela Silva, a las Trece Rosas, se desarrolló con un lleno absoluto y con el espíritu de denunciar que todas estas manifestaciones de "violencia suprema" contra las mujeres "tienen que terminarse".
"No podemos quedarnos de brazos cruzados o seguir en el tiempo de silencio", destacó Silva en la inauguración, añadiendo que ante fenómenos como la prostitución la única posición "ética, decente y humanamente aceptable" es el abolicionismo "y lo decimos con orgullo", de manera que la igualdad sea "el centro de todas las cosas".
La jornada arrancó precisamente con una conferencia sobre la prostitución, presentada por la periodista de PontevedraViva Natalia Puga, que ha impartido Rosa Cobo. Esta doctora en Ciencias Políticas denunció que la "industria" de la explotación sexual actúe como una "multinacional del crimen" y abogó firmemente por acabar con este "circuito mafioso".
El sistema patriarcal y el capitalismo, según Cobo, forman una "alianza" que impide que esta explotación "no se desactive" y mantienen un mundo en el que "los bárbaros del patriarcado encuentran su hábitat natural", aunque se mostró convencida de que cuando las políticas abolicionistas lleguen a toda Europa "comprenderemos que la prostitución fue una barbarie"
Esta experta considera que este negocio no se puede mantener sin la "complicidad" de los respectivos gobiernos y de las "élites económicas y políticas" de los Estados, lo que le ha permitido que, tras el mercado ilegal de armas, la explotación sexual comparta con el narcotráfico los primeros puestos de las economías "ilícitas" que obtienen más beneficios.
Tras definir los prostíbulos como "campos de concentración", Rosa Cobo pidió enviar a los "puteros" el mensaje de que las mujeres "no vamos a estar disponibles" para ellos y exigió identificar a quién se beneficia de estas actividades, entre los que citó hoteles, pensiones, bares, inmobiliarias, taxistas, farmacias o periódicos que publican anuncios de contactos.
TRATA SEXUAL
La presidenta de la Red gallega contra la trata sexual, Silvia Pérez, añadió que la trata de mujeres se está configurando como "chivo expiatorio" de nuestra sociedad para seguir sin afrontar el tema de la prostitución y aseguró que el hecho de que no se esté abordando este tema como violencia contra las mujeres "es de por sí una perversión".
Pérez abordó la problemática de que, en el tema de la trata sexual, hay fuerzas y cuerpos de seguridad del estado "que dicen que las mujeres declaran que estaban allí porque ellas querían, pero eso no es lo que importa, lo importante es que se están vulnerando los derechos humanos", ya que "en otros temas la voluntad de la víctima es irrelevante, pero en el caso de la trata sexual no".
El cuerpo femenino "no es un tanque" en el que se pueda experimentar con técnicas de reproducción asistida, afirma la activista Ángeles Álvarez
A este respecto, la ponente expuso los datos del estudio exploratorio de trata de personas en Galicia, en los que se muestra que hubo 1.500 víctimas de trata sexual en dos años y, sin embargo, solo cinco de ellas pasaron a ser investigadas en un procedimiento judicial.
VIENTRES DE ALQUILER
Por su parte, en su intervención la activista Ángeles Álvarez instó al Estado a poner límites y prohibir de forma "tajante" el alquiler de mujeres con fines reproductivos como hacen países como Alemania, ya que señaló que el cuerpo femenino "no es un tanque" en el que se pueda experimentar con técnicas de reproducción asistida.
Álvarez, experta en violencia de género, reivindicó cambios normativos y legales que declaren "ilícita" esta práctica e incluso tipificarla como delito, prohibiendo su publicidad o que se realice en el territorio español cualquier actividad de intermediación de servicios relacionados con el alquiler de mujeres para la reproducción de seres humanos.
Además, frente a nuevos términos lingüísticos que vinculan esta práctica con la maternidad, la activista recordó que "hay que llamar las cosas por su nombre" e insistió en que el embarazo y el parto "son un hecho real y biológico y no una técnica", por lo que "deshumanizar" las capacidades reproductivas de las mujeres "las asimila a los vegetales".
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