Un hombre confiesa que abusó de la hija menor de su compañero de piso y elude entrar en prisión
Por Natalia Puga
Un hombre vecino de la comarca de O Morrazo se librará de entrar en prisión a pesar de haber reconocido que hace justo tres años, en octubre de 2016, abusó de la hija de su compañero de piso, menor de edad en ese momento y que sufre estrés postraumático a raíz de los tocamientos a los que la sometió.
El hombre se sentó en el banquillo de los acusados de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra este martes, pero previamente ya había llegado a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía por el que evitó la celebración del juicio. Inicialmente se enfrentaba a una pena de cinco años de prisión, pero finalmente será condenado con su conformidad a dos años.
Para beneficiarse de esa reducción de la condena, el hombre ha confesado los hechos y ha pagado a la víctima una indemnización de 13.000 euros. De hecho, ese pago ya se hizo efectivo a lo largo de la mañana de este martes y el acuerdo no se firmó hasta que el tribunal tuvo constancia del ingreso a favor de la víctima.
En concreto, se le aplicó dos circunstancias atenuantes de la responsabilidad criminal: reparación del daño y confesión tardía. Además de los dos años de prisión, ha sido condenado a cinco años de orden de alejamiento de la menor y otros cinco de libertad vigilada.
La pena es inferior a dos años de prisión y el hombre tiene antecedentes, pero no computables a efectos de reincidencia, de modo que no entrará en la cárcel. Tanto la Fiscalía como la acusación particular están de acuerdo con que se suspenda ese ingreso en prisión.
La sentencia aún no se ha dictado, pero la condena es ya firme como autor de un delito de abuso sexual a menor de 16 años y ninguna de las partes personadas la recurrirá.
El hombre reconoció en la sala de vistas el relato de los hechos de la Fiscalía, según el cual abusó de la hija de su compañero de piso, que en aquel momento estaba en plena adolescencia y ahora tiene 18 años. Los padres de la menor estaban separados y el acusado aprovechó el fin de semana que la niña se quedaba con su padre para actuar.
De madrugada "con la intención de satisfacer sus más reprobables instintos sexuales" y "aprovechando la confianza que la menor le tenía", le realizó tocamientos por debajo de la ropa hasta que la niña, al darse cuenta, se dio la vuelta. Ya por la mañana volvió a hacer lo mismo y ese día también a la hora de la siesta.
A consecuencia de los hechos, la menor ha sufrido trastorno de estrés postraumático y ha precisado para su curación de varias medidas facultativas y tratamiento médico y psicológico. Actualmente está estabilizada, y con una secuela de trastorno de estrés postraumático en grado leve .