Un vilagarciano, ante una condena de prisión por años de ruidos que generaron ansiedad en sus vecinos
Por Natalia Puga
Durante cuatro años, entre julio de 2012 y abril de 2016, el vecino de Vilagarcía T.S.G. provocó "incesantes ruidos", por encima de los niveles acústicos máximos tolerables según la ley, en su vivienda y esa situación afectó gravemente al matrimonio que residía en el chalet adosado al suyo con un hijo menor. Sus vecinos sufrieron las molestias y perjuicios del ruido excesivo, con graves perjuicios para su salud, y se vieron obligados a llamar a la Policía Local en múltiples ocasiones.
La Fiscalía de Pontevedra considera que con esa actitud cometió tres delitos, uno contra el medio ambiente y dos de lesiones por los daños causados a sus vecinos, por los que pide que sea condenado a ocho años de prisión y una multa de 6.300 euros.
Los hechos llegarán a juicio la próxima semana en el Juzgado de lo Penal número 1 de Pontevedra, donde la Fiscalía también pedirá que se imponga al acusado la prohibición de aproximarse a sus vecinos y su hijo menor, a sus domicilios, lugares de trabajo y a cualquier otro lugar en el que se encuentren a una distancia inferior a 500 metros, así como la prohibición de comunicarse con ellos durante cinco años.
Ese comportamiento también le podrá suponer el pago de una cuantiosa indemnización de 142.750 euros a cada uno de sus dos vecinos, 42.750 por las lesiones causadas y 100.000 en concepto de daños y perjuicios causados a su salud psíquica e intimidad personal.
El escrito de acusación formulado por la Fiscalía sostiene que durante los años 2012 y 2013 los vecinos tuvieron que llamar a la Policía Local en múltiples ocasiones a distintas horas, fundamentalmente entre las once de la noche y las ocho de la mañana y hay constancia de al menos doce actas de comprobación de ruidos y vibraciones que arrojaron resultados positivos.
A mayores, los agentes de la Policía Local acudieron al domicilio de los denunciantes en numerosas ocasiones en las que detectaron una radio puesta a muy diferentes horas y a un volumen desorbitado, sin que encontrasen a nadie en la vivienda de la que salían los ruidos.
Esta actitud derivó en que el acusado fuese sancionado por el Concello de Vilagarcía mediante dos resoluciones administrativas en las que le impusieron multas de 3.000 y 9.015, 19 euros luego confirmadas en el juzgado.
A partir de diciembre de 2013, cambió su actitud. Empezó a programar la música y la radio por periodos muy cortos y aleatorios para evitar que se pudiese constatar la continua y persistente reiteración de los hechos.
La tensión generada como consecuencia de la exposición a ruidos excesivos, y además a esas horas, imposibilitó el sosiego familiar y el descanso durante varios años y afectó a la intimidad, la estabilidad, el sosiego y el confort de los vecinos. Ambos sufren ansiedad y uno de ellos también cuadros gástricos con náuseas, ardor y dolor abdominal.