Pazo Baión, Vista Real, Casa Jaureguízar... De símbolo del poder de los 'narcos' a estar al servicio del pueblo
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
El Pazo Baión (Vilanova de Arousa) fue adquirido por la familia del narcotraficante Laureano Oubiña con los beneficios derivados del tráfico de estupefacientes. El Pazo Vista Real, del mismo municipio, sufrió la misma suerte en manos de Manuel Charlín. La Casa Jaureguízar (Vilagarcía) se pagó con la fortuna amasada por Marcial Dorado. Tres capos de la droga en la comarca de Arousa, tres emblemas de su poderío durante años en la zona y, ahora, tres propiedades que han revertido en beneficio del pueblo que tanto sufrió por las actividades ilegales de sus anteriores propietarios. Las tres han recibido entre este jueves y este viernes la visita de la Delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), organismo que hizo posible esta Justicia de devolver al pueblo lo que tanto dolor le causó.
Las tres propiedades comparten una historia y compartirán un futuro tras ser incautadas por los tribunales para pagar las deudas judiciales de sus dueños, pasar a manos del Plan Nacional sobre Drogas y acabar bajo tutela de administraciones públicas. La última en sufrir esta suerte fue la Casa Jaureguízar, embargada a Marcial Dorado y de la que este jueves se firmó oficialmente la adquisición por parte del Concello de Vilagarcía.
En relación con Marcial Dorado, y a preguntas de los medios de comunicación, María Azucena Martí, nueva delegada del Gobierno para PNSD, indicó que ya están embargadas y a nombre del Estado casi 180 propiedades y hace dos meses se hizo ya la primera subasta. Además, por el valor simbólico que tiene, destacó que esta semana pasó a nombre del Estado la vivienda del narco en A Illa de Arousa. Ahora está pendiente de que se haga una valoración y se sigan todos los procedimientos hasta que se haga subasta.
La visita de María Azucena Martí se centró en Vilanova y Vilagarcía como dos zonas durante tantos años "castigadas por las drogas y por la delincuencia asociada a ellas, el narcotráfico" y quiso aprovecharla para ensalzar a Galicia como un ejemplo para toda España, y quizás para el mundo, de "empoderamiento" de una sociedad civil que "se enfrentó a toda la delincuencia que había entonces asociada, a las amenazas, a la presión..." y logró despertar las conciencias de los políticos y que se pusiesen los recursos públicos al servicio de esa movilización social.
A la sociedad civil gallega le atribuye el mérito de que la clase polígica se fuera poco a poco dando cuenta de esa problemática que estaba "mermando la salud y las vidas de la población", del pueblo de Galicia en general, y que las Fuerzas de Seguridad del Estado, los juzgados, la Fiscalía y todas las administraciones "se pusieran al unísono en el trabajo de competir y de ganar". El propio Plan que ahora ella representa se creó, a su juicio, como resultado de la presión de los años 80. Ahora, tras recaudar el patrimonio de los narcos ya condenados por sentencia firme, lo distribuye para programas de prevención y de reinserción social en materia de drogodependencias.
En su recorrido por el Pazo Baión y el Pazo Vista Real pudo conocer el trabajo de recuperación que se ha hecho y cómo se ha devuelto todo ese patrimonio que en su día simbolizó el poder de los narcotraficantes y su impunidad para que tenga uso cultural, social o económico que regrese a la sociedad.
La Fundación Galega contra o Narcotráfico, y su gerente, Fernando Alonso, invitaron a los medios de comunicación a compartir parte de esa visita con Azucena Martí; la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba; la comisaria jefe provincial de la Policía Nacional, Estíbaliz Palma; o el teniente coronel Manuel Touceda, jefe en funciones de la Comandancia de la Guardia Civil. Todos recorrieron un Pazo que también fue embargado en 1995, pero que no llegó a manos del pueblo hasta años después. Desde 2011 pertenece al Concello de Vilanova de Arousa y está destinado a taller de empleo y diversas actividades sociales, culturales y de fomento del emprendimiento.
Esta antigua casona gallega construida en el siglo XVIII y catalogada con el más alto grado de protección integral por la Dirección General de Patrimonio aún sigue teniendo alguna huella del paso del clan de narcotraficantes de los 'Charlines', que no dudaron en plasmar su escudo familiar en una de las fachadas y fuentes consultadas han asegurado que es habitual que las personas que lo visitan para sus actividades o para disfrutar del hermoso jardín con vistas sobre la Ría de Arousa abierto al público recuerden al famoso Manuel Charlín Gama.
Pocos saben que, en realidad, Charlín prácticamente no llegó a vivir en este Pazo, intervenido por la Audiencia Nacional cuando lo estaba reformando con unas obras que llegaron a tener expedientes abiertos por el Concello y por Patrimonio y que le llevaron a construir unas grandes cristaleras en la fachada y a construir una buhardilla que mancilló su riqueza patrimonial. Ahora en libertad, pero en prisión durante 20 años, Charlín amasó la fortuna que le permitió adquirirlo supuestamente por sus actividades de narcotráfico.
El Pazo Baión y sus 22 hectáreas de viñedo fueron en los años ochenta símbolo del poder de Laureano Oubiña, pero también de la lucha de las madres de drogodependientes, que en 1990 acabaron 'asaltándolo' tras la absolución de su dueño por la famosa operación Nécora. Fue uno de los primeros que empezaron a regresar a la sociedad, pues ya en 1995 fue incautado por la Audiencia Nacional tras las condenas por contrabando de tabaco y tráfico de hachís del famoso capo y empezó a ser explotado por Freixenet y Condes de Albarei. El 5% de sus beneficios se destinan a financiar programas de rehabilitación.
Maica Larriba aprovechó la visita para recordar que Arousa es "unha comarca profundamente castigada durante moitos años polo narcotráfico e pola dor que provocou na sociedade e nas familias en particular" y para visibilizar que la lucha de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de las familias y de la sociedad en general contra el narcotráfico "non foi en vano" y que, en la actualidad, "a sociedade en xeral deulle as costas ao narcotráfico, perdeu o medo a falar e o silencio xa non é unha cobertura para que poidan campar ás súas anchas as persoas e os grupos que tanta desgraza trouxeron para a sociedade".