Poio vuelve a congelar las tasas y diseña un presupuesto con inversiones no vistas desde los años 90
Por Redacción & Natalia Puga
El grupo de gobierno de Poio llevará a la comisión de Hacienda de este viernes y a un pleno extraordinario de la corporación previsto para el próximo jueves 7 de febrero su proyecto de presupuestos municipales para 2019, unas cuentas en las que presumen que habrá cifras de inversiones no vistas en el municipio desde los años 90 y que mantendrán los gastos sociales mientras contienen la carga impositiva para los ciudadanos volviendo a congelar las tasas e impuestos municipales.
Los números los presentaron este jueves el alcalde, Nito Sobral y el concejal de Hacienda, Xulio Barreiro, por el BNG, y la teniente de alcalde, Chelo Besada, y el concejal Gregorio Agís por el PSOE. Todos mostraron una postura unánime en defensa del proyecto de presupuesto, que alcanzará los 12,6 millones de euros, 676.000 euros más que en 2018. Supone un crecimiento del 5,6%.
"Atendemos a todas as necesidades do concello e dos veciños sen abandonar ningunha área", resume Chelo Besada, que también destaca que en el año 2018 se redujo la deuda y en 2019 se rebajará aún más. Así, según explicó, a pesar de que la oposición, del PP, critica su nivel de endeudamiento, no habla de cifras reales, sino que Poio es un ayuntamiento "saneado" y "en crecemento".
Además, el alcalde presume de que las cuentas "recollen as demandas dos cidadáns" y son "ambiciosas", sobre todo si se tiene en cuenta que a esos 12,6 millones hay que sumarle las subvenciones que se recibirán de otras administraciones. Destacan, al respecto, las ya aprobadas de la Deputación Provincial, que tiene un gobierno bipartito BNG-PSOE igual que el Concello de Poio.
Xulio Barreiro llama la atención sobre el hecho de que "hai que ir ata finais da década dos 90 para atopar un nivel de investimento como o deste ano 2019" y para el volumen de obras previsto. Veinte años atrás las inversiones habían sido elevadas por las realizadas por la empresa concesionaria del contrato del agua y, según explican, ni siquiera en los años del Plan E del gobierno central de José Luis Rodríguez Zapatero se realizaron tantas obras en Poio.
Entre los gastos previstos se recoge un aumento de los destinados a asistencia social, que rondará los 500.000 euros, cifra similar a la del capítulo de inversiones. Este aumento del gasto social se debe, según explican, a que la Xunta de Galicia ha descargado en los gobiernos locales buena parte de esas responsabilidades ellos deben aumentar las partidas para poder dar servicio a las familias de Poio.
Entre otros aspectos, los integrantes del grupo de gobierno destacan que 2019 terminará sin facturas en los cajones pendientes de cobro. Así, reconocen que en 2009 se habían acumulado un déficit de dos millones de euros y en estos diez años llegaron a acumularse 800.000 euros de facturas pendientes, pero que ya en 2015 se anunció que en cuatro años acabarían con ellas. A pesar de que no han reducido gastos sociales y han seguido manteniendo el nivel de inversiones, prevén que a finales de este año no queda ya ni un euro pendiente. 2018 cerró con 180.000 y "en 2019 non vai quedar nada sen recoñecer".
El proyecto de presupuestos recoge que el 56% de los recursos se destinarán al capítulo de gastos corrientes, frente la situación de dos décadas atrás en la que era el personal el que se llevaba la mitad del presupuesto. Además, las cuentas diseñadas que saldrán aprobadas con los votos de BNG y PSOE recogen un nivel de endeudamiento por debajo del marcado por la ley, del 44%. En los últimos seis años, esa deuda se redujo, según sus cifras, en tres millones de euros, situándose en los cuatro millones largos de euros.
En cuanto a las tasas municipales, explican que se prevé aumentar la recaudación, pero porque aumenten el número de abonados a los distintos servicios, pues los importes seguirán iguales a los de 2018. Al respecto, recuerdan que en el año 2013 se actualizó el IPC y desde entonces se han mantenido igual. Los tres años previos a esa actualización, en los peores momentos de la crisis económica, tampoco habían subido, y en 2015 incluso se bajaron el IBI y las plusvalías.