La Iglesia detectó abusos sexuales en los Miguelianos, pero no los denunció porque los consideraban pecado, no delito
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
El visitador canónico nombrado por el Obispado de Tui-Vigo para investigar Orden y Mandato de San Miguel Arcángel cuando los ex adeptos empezaron a denunciar irregularidades y abusos y agresiones sexuales en el seno del colectivo confirmó este jueves en la Audiencia Provincial de Pontevedra que tuvo conocimiento de esos abusos, pero que no los denunció porque vi en ellos "existencia de pecado", pero no "de delito".
Esta sorprendente afirmación se realizó en la que fue la décimo octava sesión del juicio que revisa en la Sección Cuarta de la Audiencia el conocido como caso de los Miguelianos, en la que este este sacerdote, Manuel Salcidos, explicó que elaboró el informe tras entrevistar con el supuesto líder del colectivo, su fundador y principal acusado en esta causa, Feliciano Miguel Rosendo da Silva, y también con antiguos y actuales miembros de Orden y Mandato.
Una de las antiguas adeptas entrevistadas fue María Paz, hermana de Marta Paz, considerada la mano derecha de Miguel Rosendo y en la actualidad defensora de su persona. Esta joven fue la única que le relató los supuestos episodios de abusos sexuales que derivaron en este proceso judicial en el que se sientan en el banquillo siete personas, seis acusadas de un delito de asociación ilícita y el séptimo, el líder, a quien la Fiscalía considera autor de un delito de asociación ilícita, doce contra la integridad moral, cinco de coacciones y tres contra la libertad sexual. Para los otros seis piden dos años por un delito de asociación ilícita.
El obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, que tenía esta responsabilidad cuando sucedieron los hechos y la conserva en la actualidad, también constató la existencia de esos abusos tras habérselos contado la misma antigua adepta de los Miguelianos y explicó ante el tribunal que no puso los hechos en conocimiento de las autoridades porque la suya era una "misión moral" y no correspondía a él denunciar. Sí le dijo a la supuesta víctima que ella denunciase.
Luis Quinteiro explica que una vez que tuvo conocimiento por Isaac de Vega de que en Orden y Mandato podría haber irregularidades y abusos sexuales, encargó un informe sobre lo ocurrido y también se entrevistó con varias personas. María Paz estuvo con él, acompañada por su marido, durante una hora y le narró que había tenido relaciones sexuales con Miguel Rosendo, que eran relaciones "forzadas", pero "no físicamente impuestas" y, al término del encuentro, "deslizó: yo me dejé un poco también". A preguntas de los abogados para aclarar este extremo indicó que "no fue físicamente violada" y que "ella de alguna manera entró en el juego".
Según explicó, no denunció porque había que ser "prudentes" y tan solo esa joven le habló de los abusos mientras el resto se los negaron. Además, narró su relación con las personas que se mantenían fieles a Miguel Rosendo después de que se produjesen las primeras denuncias y se abrió un expediente para investigar lo ocurrido, pues fueron cada vez más frías.
En una ocasión, acudió al convento de Vilariño a hablar con las consagradas y se dio cuenta de que "no hay principios" y de que tenían "una actitud desconfiada" hacia él, de modo que no le dieron "ninguna opción" de darles protección o permitirle que se quedasen. Ellas ya habían decidido irse a Madrid, donde se asentó Miguel Rosendo cuando empezaron las denuncias y donde fue detenido en diciembre de 2012. Era, según el obispo, como si se hubiese producido "una revolución" en la que le explicaron que se iban porque se sentían "indefensas" e "inseguras.
El obispo también señalo durante su declaración que las denominadas consagradas de Orden y Mandato no eran monjas reales, sino que se trataba de una "consagración individual, no públicamente reconocida por la iglesia" y, de hecho, que no tenían ningún hábito oficial, aunque reconoce que en algunas contadas ocasiones sí les autorizaron el uso de un hábito para participar en actos religiosos.
Quinteiro y Salcidos declararon este jueves en una sesión en la que hubo tres testigos y apenas revelaciones sorprendentes sobre esta causa. El visitador canónico confirmó cuestiones que en sesiones anteriores ya sostuvieron otros como quien fue durante seis años el asistente eclesiástico de Orden y Mandato, Isaac de Vega, que en esta asociación pública de fieles había una "sumisión grande" que él no suele ver en otras órdenes religiosas y también una "libertad limitada" para sus integrantes que él notaba cuando visitaba a sus integrantes para elaborar el informe que entregó al obispo.
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