Los apodos y sobrenombres medievales son fuentes de apellidos actuales
Por Redacción
Muchos de los apellidos gallegos tienen su origen en apodos y sobrenombres medievales. Esta fue la principal conclusión de la III Xornada de Onomástica Galega, organizada por la Real Academia Galega este sábado en el Sexto Edificio del Museo de Pontevedra.
El presidente de la RAG, Víctor F. Freixanes; el diputado de Cultura de la Diputación, Xosé Leal, y la coordinadora de la jornada, la académica Ana Boullón, inauguraron un encuentro que abordó casos concretos como el del barrio pontevedrés de A Moureira, los apodos que designan a vecinos de una misma localidad o los nombres de usuarios de editores de la Wikipedia.
En su intervención, Freixanes destacó que los apodos son una riqueza popular de la que dispone Galicia. "Explorar este eido da lingua é viaxar tamén pola nosa historia, pola nosa memoria colectiva, mesmo ás veces pola nosa memoria máis íntima e persoal", señaló.
Los apodos son, según el presidente de la academia gallega, una manera de reconocer a las personas "ás veces tan íntima, outras veces tan retranqueira, con connotacións sociais e antropolóxicas moi diversas", especialmente marcada en las sociedades rurales.
Los apodos comparten con los apellidos la fijación familiar y la transmisión intergeneracional, pero su carácter extraoficial dificulta recopilarlos, explicó Ana Boullón. No aparecen en los registros civiles ni en los eclesiásticos y en los textos escritos solo suelen hacerse un hueco en la literatura o en las esquelas de los periódicos.
"Con todo, constitúen unha forma de designación das persoas aínda moi viva en determinados lugares, especialmente vilegos e rurais", añadió, asegurando que todos ellos son de enorme interés lingüístico y antropológico, demostrando, entre otras cosas, la gran creatividad popular que reside en la tradición gallega.
Tras la sesión inaugural, el profesor Xoán Carlos García Porral explicó, a partir de un trabajo de campo realizado en Lalín, que en las sociedades tradicionales y campesinas tanto los apodos como los nombres de las casas son mejores definidores que los nombres y apellidos, pasando a ser el primer elemento identitario de una persona ante el resto de la sociedad.
Los espacios que analizó el antropólogo sirven de ejemplo de los orígenes y de los significados habituales de los apodos y nombres de casas: nombres propios de algunos de su moradores (A de Mensamino, Paulos), topónimos, el aspecto físico (O Longo, Tripón, Chaval), el carácter (O Minuto), profesiones o nombres de animales, entre otros.
La experta en onomástica Rosario Soto, por su parte, se detuvo en los apodos y sobrenombres en la Galicia medieval explicando que todos ellos se heredan y son fuente de apellidos actuales, entre ellos algunos tan comunes como Fariña, Ferreiro o Pardo. Muchos de los apellidos, añadió la académica Luz Méndez, ya estaban datados en textos en latín en los siglos X y XI.
El público pudo además conocer el proyecto colaborativo desarrollado en el IES Sánchez Cantón de Pontevedra basado en el barrio de A Moureira, que permitió según resumió la profesora Ángeles Rial, además de recuperar la memoria de la ciudad, que los jóvenes reconozcan a sus mayores como depositarios de las raíces del idioma gallego.
La jornada contó también con el relatorio de David Rodríguez, técnico de normalización lingüística del Concello de Cedeira, que habló de los apodos colectivos dados a los habitantes de una localidad en su conjunto, también llamados gentilicios festivos, que van desde el más descriptivo, como los zapateros, los vecinos de Noia, por el oficio, hasta el más despectivo, como los carrachentos para referirse a los de San Breixo de Oza.
Para cerrar la jornada, Adrián Estévez Iglesias habló de los nombres que se asignan a sí mismas las personas editoras de la Wikipedia, que se esconden tras antropónimos, topónimos, fechas, oficios o aficiones para mantener su anonimato; y una mesa redonda analizó las posibilidades de los topónimos en campos tan diversos como la literatura o la botánica.