La tripulación que llevaba 1.245 kilos de coca para la red de 'O Mulo' se parapeta en que iba a pescar
Por Natalia Puga
Las nueve personas que en enero de 2005 fueron interceptadas a bordo del buque pesquero 'Coral I' en medio del Atlántico con 1.245 kilos de cocaína a bordo reconocieron este miércoles que, efectivamente, llevaban esa droga, pero tan sólo uno, el capitán, asumió que salió del puerto sabiéndolo. Los ocho restantes se aferran a que pensaban que iban a faenar y no lo supieron hasta que llevaban en alta mar más de dos semanas.
Los nueve prestaron declaración este miércoles ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra en la tercera sesión del juicio contra la organización criminal a la que responsabilizan del alijo y que presuntamente lideraba Rafael Bugallo Piñeiro, conocido como 'O Mulo'.
En la sesión también declararon otros seis acusados, de tal forma que, unidos a los dos que lo hicieron martes, permitieron terminar los interrogatorios del juicio, que ahora entra en la siguiente fase de testimonios y pruebas periciales. Este jueves están llamados ante el tribunal los policías que investigaron a la red de 'O Mulo'.
Uno de los testimonios más destacados de la jornada fue el de José Gerardo Holguín Romero, que formaba parte de la rama sudamericana de la organización desplazada a Galicia y ya el primero día del juicio reconoció los hechos junto a los nueve tripulantes del buque. Este procesado explicó que era el "notario" al que la organización había enviado a Galicia como "enlace" y que se encargó de contactar con 'O Mulo' para acompañarle a ver cómo estaba la embarcación en la que irían a recoger la droga a alta mar.
'O Mulo' y su mano derecha, Jaime Iván Bolados Geraldo, apodado 'el chileno', declararon en la segunda sesión que no tenían su embarcación preparada para ir a buscar la droga, de modo que se negaron a hacer el encargo. Holguín Romero reconoció este miércoles que comprobó que así era, que no estaba lista para salir al agua.
Asumió este acusado contactos con 'O Mulo' y que él, como "enlace para supervisar si el barco llagaba a tierra" tenía cartas náuticas y las coordenadas de la ubicación del buque. A pesar de que su tarea era comprobar que se hacía el desembarco y asegura que éste se había frustrado al no tener 'O Mulo' un barco preparado, se quedó varios días más en Vilagarcía, donde fue finalmente detenido.
El capitán del buque reconoció que a él le encargaron en Venezuela llevar la cocaína hasta unas coordinadas en el Atlántico en las que le saldría al encuentro una embarcación para recogerla, pero que él no dijo nada a su tripulación, que se enteró cuando ya llevaban varios días navegando y a la que ofreció dinero a cambio de seguir con el transporte.
Este acusado asumió también que tan sólo él contactaba por la emisora del barco con los propietarios de la droga que le contrataron el envío en el país de origen y también que habló con alguien en España, pero sin poder concretar con quién. El fiscal sostiene que con 'O Mulo', su mano derecha y las personas de la organización colombiana enviadas a Galicia para supervisar la operación.
El narco transporte se frustró porque la embarcación se averió cuando estaba frente a las costas de Cabo Verde y se quedaron sin combustible ni víveres y, tras varios días sin noticias, el capitán reconoce que habló con alguien en España que se comprometió a prestarle ayuda. La idea es que una embarcación le acercaría combustible y ellos podrían seguir el camino hasta que un segundo barco se acercase a buscarle la droga, pero no llegaron ni uno ni otro, sino que el 5 de enero de 2015 fueron abordados en alta mar y detenidos.
Los otros ocho tripulantes mantienen una misma estrategia de defensa. Asumieron que llevaban la droga, pero aseguran que son todos marineros de profesión que salieron de puerto el 17 de noviembre, como en cualquier otra faena, para pescar. Empezaron a sospechar cuando llevaban "dos o tres semanas" en el barco y vieron que se alejaban mar adentro.
Finalmente, según ellos declararon ante el tribunal, el capitán "nos dijo: tenemos una carga que hay que entregar y ya no hay vuelta atrás". Les dijo que era cocaína, que iba en una de las dos bodegas del barco a la que ellos no solían tener acceso y que "ya no hay vuelta atrás porque si volvemos tendremos problemas".
A pesar de que eran ocho y el capitán solo uno, explicaron que en ningún momento desobedecieron sus órdenes porque "si volvíamos, íbamos a tener muchos problemas y, como se puede imaginar, uno tiene familia e hijos". "No podíamos hacer nada más, él era el que tomaba las decisiones", añadieron.
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