La familia formada por José Ángel Soares, María Antonia Costas y sus tres hijos regresó este domingo a su pequeña casa en el lugar de Parada. La vivienda, que resultó gravemente afectada en los incendios del pasado 15 de octubre, fue completamente reformada gracias a la iniciativa de Berta Besada, una vecina solidaria de Ponteareas que puso en marcha una campaña de ayuda.
Berta entregó este domingo las llaves y mostró los resultados de unas obras, acometidas gracias a la colaboración solidaria de más de una docena de empresas y muchas personas anónimas.
La vivienda, de solo 67 metros cuadrados, fue construida en 2003 en bloques y por dentro sólo contaba con divisiones de "ladrillo" y piso de tierra. Ahora su aspecto cambió notablemente. En una jornada muy emotiva, la pareja comprobó que la casa quedó dotada de todos los acabados interiores, mobiliario nuevo y una cocina completa. Los dormitorios, incluyendo camas, colchones y almohadas son nuevos, y la entrada fue dotada de un pequeño porche. Los niños, que disfrutan también de una habitación a estrenar, no pudieron disimular su alegría.
En las próximas jornadas, Berta Besada irá trayendo los últimos muebles y también algunos juguetes y objetos de decoración que le donaron en la campaña solidaria que inició en noviembre. Desde entonces, explica, fue una auténtica contrarrreloj coordinando la recogida y colocación de los distintos materiales. Este domingo se finalizó de pintar el exterior momentos antes de la entrega.
A lo largo de los casi tres meses que duró la restauración, la familia estuvo alojada, la petición del Concello, en el antiguo hostal A Garota y en un piso de propietarios particulares.
Berta Besada explicó que llegó a Ponte Caldelas atraída por las noticias publicadas en los medios de comunicación y en las redes sociales. Cuando entró en la casa de Parada quedó sobrecogida por su humildad y el daño que habían hecho los incendios. La familia perdió los dos tractores con los que se ganaba la vida, el galpón de las gallinas y también sufrió daños en la fachada y en las ventanas.
"Esa noche no dormí pensando que podía hacer, así que al día siguiente abrí una página de Facebook, llamé al alcalde y comencé a pedir cosas para ver si entre todos conseguíamos ayudar a una familia que lo necesitaba de verdad". Berta, que es propietaria de una tienda de ropa, revela que tiene un almacén lleno de objetos que le donaron y que irá transportando en los próximos días, entre ellos juguetes para los chicos. Incluso llegaron a donarle un coche, pero decidió no entregárselo a José Ángel porque no tiene carné, cosa que él prometió comenzar a hacer el mes próximo.
"Es imposible explicar lo mucho que se involucró alguna gente y lo agradecida que estoy", recalca. Al echar la vista atrás destaca que lo más difícil de todo fue a sacar a la pareja y a los niños de casa para que las obras pudieran comenzar y mantenerlos alejados para darles la sorpresa final.