Los méritos condecorados en el Día de la Constitución: de la lucha contra el bullying a la cánula de Guedel
Por Natalia Puga & Diego Torrado
El Día de la Constitución es habitualmente una jornada de condecoraciones. El Gobierno aprovecha para reconocer la actuación de agentes de las Fuerzas de Seguridad y ciudadanos que han destacado por ir más allá de los cometidos que tienen asignados, realizar acciones meritorias y verdaderas heroicidades que, en el dia a día, pueden parecer desapercibidas, pero que le hacen merecedor del máximo reconocimiento institucional y ciudadano. Es el caso de los 19 condecorados en el acto de conmemoración del 39 aniversario de la Carta Magna celebrado este miércoles en la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra.
Francisco Javier Cancelas Costa es uno de ellos. Agente de la Guardia Civil adscrito al puesto de la Guardia Civil de Moaña, ha recibido la Medalla al Mérito de Protección Civil en su categoría de bronce con distintivo azul. La resolución gubernamental le condecora "por su actuación como intermediador para solucionar un problema de mobbing escolar que sufría una menor realizando diferentes gestiones con los organismos públicos implicados".
Según ha explicado Javier Cancelas, la actuación por la que le han condecorado se enmarca en el Plan Director para la convivencia y la mejora de la seguridad en los centros educativos y en sus entornos. Tras dar una charla en un centro escolar de Moaña, a madre de una alumna acudió a él "desesperada" porque su hija estaba sufriendo un caso de bullying y en el centro escolar no actuaban.
El caso llegó a los agentes de la Guardia Civil cuando ya estaba "bastante avanzado": la niña llevaba sufriéndolo desde los cinco años y tenía siete. Actuaron rapidamente, pusieron la situación en conocimiento de la Fiscalía de Menores y recabaron informes de profesionales de la sanidad pública que confirmaron la grave situación que vivía la pequeña, hasta conseguir que, por orden de la Fiscalía, el colegio tomó medidas.
Cuando la víctima tenía 9 años, se logró un cambio de colegio, el primer paso que recomendaban los psicólogos para que la niña empezase a superar la "fobia escolar" que había desarrollado. Año y medio después, "la madre nos empieza a decir que su hija comienza a sonreír". El camino para que retome la normalidad es largo, pero esa sonrisa fue un logro atribuible a Javier Cancelas y sus compañeros que les genera "satisfacción total".
El condecorado atribuye buena parte del mérito al Plan Director, pues ha ayudado a las Fuerzas de Seguridad -lo realizan la Guardia Civil y la Policía Nacional- y a las distintas administraciones "a ponernos al día a medida que surgen los problemas" y a detectar situaciones como esta, en la que el problema había surgido de una supuesta broma en la que un compañero le dio un beso con 5 años y la obligó a repetirlo a partir de entonces sin ser consciente del daño que estaba causando.
"El niño lo tenía como un juego y el padre decía que no era tan grave, pero provocó que la niña se sintiera obligada a recibir algo que no quería", explica Javier Cancelas, para llamar la atención sobre el hecho de que una de las partes "más complejas" del acoso escolar es que "muchas vedes el acosador no se está dando cuenta del resultado de sus actos". Y ahí es donde juega un papel crucial la actuación de insituciones y autoridades, en detectarlos a tiempo y darle a los niños herramientas para hacerles frente.
El Día de la Constitución también sirvió para condecorar otra acción meritoria del agente de la Policía Nacional Felipe Cayo García, que presta servicio en la brigada de seguridad ciudadana de Pontevedra y el pasado de agosto logró salvar a un hombre aplicándole la maniobra de la cánula de Guedel.
Este miércoles le entregaron la Medalla al Mérito de Protección Civil en su categoría de bronce con distintivo azul "por su intervención estando de servicio, auxiliando a una persona que había sido atropellada, superando el nivel de exigencia reglamentaria". Según él explica, fue una "casualidad", pues hizo uso de unos conocimientos formativos previos, pero la resolución gubernamental le condecora por haber sabido aplicar una maniobra que va más allá de lo que le exige su formación policial.
La accion la realizó pasadas las 11.00 horas de la mañana dle 17 de agosto. Estaba de patrulla por la zona de la Alameda cuando recibió un aviso por un atropello a la salida del puente de A Barca y, al llegar al lugar con su compañero, vio a un hombre de edad avanzada tirado en el suelo, sangrando por un oído y vomitando.
Al situarlo en posición de seguridad no logró que mejorase, pues no ventilaba, y la ambulancia aún tardaría de 3 a 4 minutos, de modo que, con la ayuda de una enfermera que pasaba por el lugar en ese momento, le practicó la citada maniobra.
"Nos miramos y dijimos: no llega a tiempo", explica, así que actuó y, tras usar esa maniobra, "empezó a ventilar, pasó a estar semiinconsciente" y aguantó hasta que llegó una ambulancia y lo trasladó primero al Hospital Montecelo y luego a Vigo. Desconoce su evolución, pero aguarda que haya quedado en un susto. "Si está por ahí, aprovecho para darle un saludo y que pase unas buenas navidades", añade.
Son solo dos de los condecorados este miércoles. Junto a ellos, se reconoció la actuación de los efectivos de la Guardia Civil, la Brilat y la Policía Nacional y los ciudadanos José Luis Fernández Adegunde, Leovigildo Villares Yáñez, Carlos Alberto López Conde, Luis Hermo Cintas, Bruno Dacosta Díaz, Rubén Casal Millos, Alejandro Juega Roel, Francisco Javier Moldes Fontán, Eduardo Domínguez Pérez, Manuel Ramón Marcote Ferrio, Alfonso Mariño Rivas, Juan Carlos Cordovés Vázquez, Antonio Iglesias Salas, Manuel Garrido Crespo, María del Mar Ortega Fernández, Víctor Manuel Márquez Cortizo y Jesús Castellano Castellano.