Y a la sexta convocatoria... se celebró el juicio contra un acusado de estafar a compradores de casas de madera
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
El empresario de Viascón (Cotobade), José Manuel Moure Rey, se sentó en el banquillo de los acusados este martes, más de un año después de que la Audiencia Provincial le citase por primera vez, nueve meses después de haber sido juzgado por los mismos hechos y, en realidad, por sexta vez para rendir cuentas por el mismo delito. Está acusado de un delito de estafa continuada por el que ya le citaron cinco veces antes y, como hizo en el pasado en un juicio que sí se celebró, pero cuyas grabaciones se perdieron, volvió a defender su inocencia.
La Fiscalía sostiene que dos familias de Tomeza y Campo Lameiro le contrataron sendas casas prefabridadas de madera por las que cobró diversas cantidades, pero que no llegó a hacer y sus víctimas refrendaron la acusación este martes en la Audiencia, pero él se defendió y justificó todas las acusaciones que le atribuyen.
Una de las familias denunciantes es un matrimonio de Tomeza con dos hijos pequeños que contrató una casa y le pagó todo lo acordado, 73.000 euros, pero tan sólo les construyó la estructura de un bajo y una placa. En su declaración ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia, el acusado explicó que no les acabó la casa porque se encareció y no quedaban fondos para la madera.
El bajo se había proyetado cde bloques y hubo que hacerlo de hormigón y, además, fue necesario hacer un muro, un acceso y un sistema de alcantarillado que no se había previsto, de tal modo que "hubo un incremento muy grande de gastos" y ya antes de contratar la casa había gastado 54.000 euros y tan sólo le quedaban 16.000 euros para comprar una estructura de madera que costaba 44.000.
Los afectados sostienen que sí hubo gastos adicionales e imprevistos, pero aclaran que algunos, como la necesidad de llamar a un pocero para solucionar unas filtraciones de agua, los asumiron ellos mismos. En cuanto al resto de gastos, entienden que ellos contrataron una casa y todos deberían ir incluidos en el precio excepto algunos a mayores que ellos mismos contrataron y pagaron al constructor.
La otra familia de Campo Lameiro afectada no llegó a pagar toda la casa, sino que firmaron un contrato por 50.000 euros y solo le entregaron 20.000 euros. En relación con esta casa, el acusado sí reconoce que le hicieron el ingreso y nunca llegó a hacer ningún gastos porque "el dinero se ingresaba a la cuenta de empresa, era la que usábamos para la vida cotidiana y mi mujer fue tirando de él y llegó un momento en que se acabaron".
Esos fondos se acabaron y no pudo devolverlos a los afectados, de modo que le firmó varios pagarés que resultaron ir a una cuenta sin fondos. Él relató que preveía que en esa cuenta llegase a haber dinero más adelante y justifica que el problema fue que la construcción de la casa se demoró por problemas con la licencia municipal. El afectado lo niega.
El juicio no terminó este martes, sino que se retomará en los próximos días con un testimonio por videoconferencia que no pudo realizarse. Se trata del dueño de la empresa de Ciudad Real que suministraba las casas de madera que luego el acusado teóricamente debía montar.
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